Amanece en la carretera Trasandina de Mérida. Los verdes comienzan a adquirir sus tonos de acuerdo con la siembra a medida que aparece la luz del sol. La neblina se levanta entre las flores, mientras sale el humo de los fogones y los cantares del gallo anuncian el comienzo de la faena del campo.

Por allí, a un kilómetro del parque temático Los Aleros, sueño de aquel niño del páramo Alexis Montilla, y antes del pueblo de Cacute, por donde Ninfa escribe su carta en Una vida y dos mandados, película de Alberto Arvelo, queda también Valle Hermoso.

A 2.000 metros sobre el nivel de mar, es el sueño de otro emprendedor, Juan José Scarpeccio, nacido en la provincia argentina de Santa Fe, jugador de los Platenses en los años setenta y adoptado por los merideños como el mejor número 10 de todos los tiempos en el Estudiantes. Desde la década de 1980, Valle Hermoso ha sido centro recreacional y turístico.

Allí enmarcados en el serpenteante río Chama e inspirados en sus recuerdos infantiles, Juan José, su hermano Hugo y la familia construyeron un oasis de aventura para los niños, rodeado de montañas y neblina, y en el que los adultos disfrutan de una buena carne en su restaurante de estilo argentino.

En este remanso, Scarpeccio también incentivó el fútbol, su pasión, a los niños del páramo con la construcción de una cancha, además de estimular el turismo con un alojamiento vacacional en cabañas de rolas de madera. Juan José, a quien tuvimos la dicha de conocer, siempre decía: “Yo vivo en Mérida, y todo el mundo no tiene la suerte de vivir aquí”.

Hoy, a pesar de su ausencia física tras un accidente automovilístico hace 12 años, su eterna sonrisa, sus ideas, ese amor por Mérida y sus páramos encantados siguen creciendo con sus hijos Gianny Paolo y Christian. Ahora el amor familiar por estos paisajes de montaña se extiende al renglón del turismo deportivo con la ayuda del creador del 38K Mifafi-La Culata, el profesor Richar Belandria, con la primera edición del Valle Hermoso Adventure Marathon.

En total serán 43 kilómetros de magníficos escenarios, adrenalina y color. Una ruta que pasa por Los Aleros, Cacute Escagüey, Mucurubá, San Benito, Cacutico Alto, con salida y llegada a Valle Hermoso. Riachuelos, vertientes, cercados de piedra, potreros, sembradíos y árboles frondosos llenos de historias, serán los anfitriones guías de los pasos de cada participante, mientras este se deleita con el clima andino y el olor a páramo.

La partida será el sábado 10 de noviembre y las opciones de inscripción son para los recorridos de 43 kilómetros individual y en parejas, de 21 y 10 kilómetros individual, y una milla interna para niños en 2 categorías con edades de 8 a 13 años. Como se ve es una carrera en familia, aunque también de bajo impacto ecológico y gran respeto por la naturaleza porque los participantes deberán seguir los senderos señalados durante el recorrido y tener cuidado con los residuos que generen al consumir cualquier tipo de alimento o bebida en el trayecto.

Valle Hermoso será más que una carrera. Representa la integración del hombre y el ambiente, además de incentivar el turismo sostenible con comunidades rurales andinas que se han visto afectadas seriamente por la crisis. Es también una oportunidad para recordar que, a pesar de las circunstancias, Mérida está allí siempre disponible para un chocolate caliente con una vista hermosa, donde casi se puede tocar el cielo.

RECUADRO

Para participar

El paquete en la primera preventa incluye número de corredor, registro de tiempo y clasificación por categoría, medalla de finalista, fogata y alojamiento en Valle Hermoso, además de una proyección de videos y fotos al cierre del evento.

La entrega de material se realizará el día previo, viernes 9 de noviembre entre la 1:00 pm y 6:00 pm de la tarde, luego el congresillo técnico a las 7:00 pm en las instalaciones de Valle Hermoso.

Inscripciones en www.venezuelabikeandrun.com

Más información por [email protected] y [email protected] y el teléfono (0426) 578 5019


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