De Roma a Madrid, la inestabilidad avanza en la Unión Europea, enfrentada a los populistas y atravesando tensiones con Estados Unidos, su aliado histórico, que paradójicamente podría hacer que el Viejo Continente recupere la unidad, según expertos.

La UE “me recuerda a alguien que está al borde del precipicio, e incluso un poquito más allá”, dijo esta semana en Berlín el ex ministro de Relaciones Exteriores alemán Joschka Fischer.

La UE de los tratados, de la integración, está zarandeada, ya sea por las crisis políticas que derrumban o fragilizan gobiernos o por los electores que llevan al poder a dirigentes antisistema. Sin olvidar los mercados financieros que miran febrilmente cada evolución y sus potenciales consecuencias financieras, en particular en Italia, país fundador del euro y muy endeudado.

En España el gobierno conservador de Mariano Rajoy cayó ayer. En Gran Bretaña el gobierno de Theresa May que gestiona el Brexit se mantiene solo gracias a una alianza, al igual que el de la canciller alemana Angela Merkel, aunque en menor medida.

“Italia sufre una crisis de nervios, España está lastrada por sus problemas internos, Polonia protesta con fuerza, Gran Bretaña se va, y Alemania está recostada en el sofá. Es una familia disfuncional”, ironizó en The Guardian el historiador británico Timothy Garton Ash.


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