Un fin de semana para recorrer los cultivos, revisar las “trampas” para atrapar la broca (una mosca), trasplantar del semillero a una terraza en el campo, luego “armarse” con una petaca (una especie de balde) a la cadera y recoger los frutos maduros de los arbustos,

Suena muy laborioso para unos días de descanso, pero no es así porque son unas horas en las que se disfruta de la naturaleza y se aprende de café (¡por supuesto que también se degusta!) a apenas media hora de Caracas. Toda esta distracción, aprendizaje y relax se cumple en la Ruta de Café organizada por Oletta Café en la hacienda El Laurel, en la estación experimental Jaime Henao Jaramillo de la UCV, en Hoyo de La Puerta, en el municipio Guaicaipuro del estado Miranda.

La jornada comienza con un desayuno, en el que no faltan arepas, queso rallado, carne mechada y caraotas, y por supuesto café recién colado, una negra infusión que se aprecia mejor sin azúcar y sin leche, porque no deja sabor amargo en la boca. Esa es la apertura del día para los visitantes que pronto son trasladados en vehículos a los cafetales en un escenario verde en el que comparten espacio con otras especies. Una atmósfera de selva a pocos minutos de la capital, donde el cantar de los pájaros y revolotear de las mariposas entre las flores hacen pensar que el concreto está mucho más lejos.

Es un paisaje abierto a las visitas los fines de semana de noviembre a enero, cuando se cosechan las “cerezas” (que es como se llama a los frutos) de café.

Amarillo o rojo. El área dedicada al cultivo de café representa entre 20% y 30% de las 272 hectáreas de la estación, sector concedido por 15 años en comodato por la UCV a Oletta Café. Dirigidos por ingenieros agrónomos, los 11 trabajadores de la hacienda se dedican a organizar, “encontrar” e identificar los arbustos aún dispersos en la zona, porque esta labor de devolver el valor de la caficultura a este sector lleva apenas 8 meses.

Caturra, canepa y catuay (amarillo o rojo) se vuelven nombres comunes mientras se recorre el sendero y se mira a los lados del camino. Cada tanto se hace una parada para ver los frutos, entre los que destacan ya unos amarillos y unos rojos, algunos “protegidos” por unas botellas de plástico que cuelgan de algunas ramas, y que contienen una mezcla de vinagre y alcohol que atrae y anula a la mosca de la broca, muy dañina para los cultivos.

Explica el ingeniero Carlos Rodríguez que la estación está a 1.420 metros sobre el nivel del mar con temperaturas entre 25°C y 30°C.

Entre las terrazas de cultivo se distingue una pequeña área circundada por una reja. Allí está el semillero, donde se aprende sobre la siembra, trasplante de las matas a las bolsitas negras y paso de la planta al terreno.

“Sacamos las plantas de las bolsas con mucho cuidado, para reutilizarlas y no dejar rastros de plástico en el campo”, aclara a los visitantes, que son invitados a ensuciarse las manos y sacar las matas del semillero y colocarlas en las bolsas, no sin antes cortar un poco la raíz (“tiene que crecer hacia los lados”, explica el ingeniero). Luego los invitados regresan al campo para colocar en la tierra las plantas que ya tienen varias semanas en las bolsas y están listas para crecer en el terreno. Desde la siembra hasta la aparición de los primeros frutos transcurren 18 meses. Una planta tiene una vida útil promedio de 8 años.

La faena aún no termina para los turistas. Todavía queda cosechar los frutos (solo los de tonalidad amarillo mostaza y rojo intenso) y luego pasar al molino en el que “supervisan” el trabajo de las máquinas que retiran la pulpa de la cereza para dejar libres los granos, que luego se colocan en “camas africanas” (mesas de madera con mallas) para proceder al secado.

Los turistas, siempre guiados, tuestan y muelen el café. Los que optan por el tour con pernocta en el sitio pueden recibir al día siguiente una cata.

RECUADRO

Las opciones

José Muziotti, presidente de Oletta Café, explica que los tours se pueden hacer de un día (con desayuno y almuerzo incluidos) o de dos días (con pernocta y cata de café). Se pueden hacer sin las comidas, solo el recorrido por los cafetales y también se puede incluir el transporte (desde Caracas, Valencia o Maracay). Más detalles por www.olettacafe.com o las redes sociales @olettacafe y también por el correo [email protected]


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