Fueron astrónomos, matemáticos, arquitectos, ingenieros hidráulicos… recita la descripción que los guías turísticos de la zona arqueológica de Palenque, en el estado mexicano de Chiapas, repiten para resaltar los logros de los mayas, al tiempo que muestran lo que queda de la ciudad que estuvo en su apogeo hace 1.400 años bajo el mandato del rey Pakal (603 d. C. a 683 d. C.).Además del legado que se ve en el palacio donde vivían los nobles, otro imponente edificio se destaca: la tumba de Pakal, quien gobernó durante 69 años y murió octogenario. La tumba reviste la misma importancia arqueológica que la del joven faraón egipcio Tutankamón.Construida en piedra, la edificación que sirve de sepulcro y que contiene el sarcófago de 20 toneladas, no recibía visitantes en su interior desde hace 14 años. El monumento causa una gran impresión en quien lo admira, al igual que los 69 escalones exteriores.Junto a la sepultura del rey, en otra construcción que se erige como túmulo se encontraron otros restos mortales, aunque adornados con piedras preciosas como la turquesa. Se piensa que es la mujer de Pakal. Las pruebas de ADN señalan que no hay relación consanguínea con el monarca.Al otro lado de la tumba real, al pasar los escalones que conducen al castillo, deslumbran unos salones cuyas paredes muestran figuras humanas en posición de loto, lo que lleva a muchos a creer que los mayas practicaban la meditación.5% de patrimonio. El conocimiento de la ingeniería hidráulica atribuido a la civilización precolombina se reforzó al descubrir lo que se cree era la sala de baño del palacio. El lugar, un baño tipo turco, fue construido con dispositivos de eliminación de aguas residuales.El complejo palaciego comprende, además de un observatorio astronómico, templos dedicados a la ceiba, el árbol sagrado de los mayas, y a la muerte, que para ellos representaba un pasaje a otra existencia.La cámara en la que dormía el rey Pakal, una de las 29 que existen en el sitio, también se puede observar de cerca, al igual que las figuras que representan algunas de las prácticas mayas, como el sacrificio humano, porque además de los muertos en los rituales de ofrendas, era muy común que los vivos se cortaran a sí mismos y dejaran que la sangre corriera como agua sobre la tierra.Otros vestigios, como figuras talladas, se refieren a los juegos de pelota, otra importante referencia maya. La actividad era más que un deporte: era un ritual que a algunos puede recordar los circos romanos, ya que involucraba choques violentos y, al final, una vida en sacrificio.Al permitir la observación de cerca de la vida de esa época precolombina, el palacio de Palenque es un lugar de importancia en el mundo maya. Se estima que este sitio representa solo 5% del patrimonio arquitectónico que esta civilización dejó en la región, y que el resto de las construcciones fueron tragadas por la selva ?la misma jungla exuberante que sirvió de escenario para la película Predator (1987) con Arnold Schwarzenegger.Se piensa que el medio ambiente fue el factor responsable de la decadencia de la civilización maya, porque al agotar los recursos naturales se vieron afectadas las condiciones climáticas de la región. El maíz ?que se cultivaba de manera extensiva? era una fuente importante de alimento para la población, que vivía sobre todo de los vegetales, mientras que los gobernantes también comían peces y tortugas, animales a menudo traídos desde muy lejos.Diecisiete cabezas. Los que buscan más rastros de herencia arqueológica mesoamericana pueden acercarse al centro de  Villahermosa, capital de Tabasco. En el Parque Museo La Venta, la atracción es la cultura olmeca, que tuvo su apogeo entre los años 800 a. C. y 400 a. C. y es la primera civilización de la que se tiene noticia en territorio mexicano. Se le atribuye la creación de las bebidas con chocolate y juegos de pelota.Entre las piezas expuestas están las famosas cabezas colosales. Una es llamada ?El joven guerrero?, de 12 toneladas; otra lleva el nombre de ?El viejo guerrero?, 20 toneladas; y una tercera, la ?Cabeza Colosal? es el símbolo de Tabasco y tiene 24 toneladas. Con todo este peso, cabe preguntarse cómo fueron transportadas estas piezas talladas, que datan de entre 1200 a. C. y 800 a. C: todas son de roca volcánica, y el lugar de donde fueron extraídas queda a más de cien kilómetros. Hasta ahora han sido halladas 17 de estas cabezas, con un peso de 4 a 50 toneladas.Cerca se encuentra el Museo Regional de Antropología Carlos Pellicer Cámara, que reúne 300 piezas de la cultura olmeca (de entre 900 a. C. y 400 a. C.), zoque (de 650 d. C. a 900 d. C.), nahua (1000 d. C. a 1200 d. C.) y maya, además de artefactos de las culturas zapoteca, huasteca, tolteca y teotihuacana.En la colección se encuentra el monumento Nº 6 o Tablero del Tiempo, o la mayor parte de él (una fracción más pequeña pertenece a una colección privada), que contiene los jeroglíficos interpretados como la profecía del fin del mundo en 2012. Ahora que ha pasado la fecha y el mundo no ha terminado, visitar el museo mexicano es un paseo lleno de historia, más tranquilo.Ladrillo y ostrasEn el vecino estado de Tabasco también se puede visitar otro sitio arqueológico maya. Las construcciones de Comalcalco están recubiertas con ladrillo cocido y conchas de ostras, algo muy especial en el mundo maya, más conocido por sus edificios de piedra.Allí, cuando la civilización maya estaba en su apogeo el lugar fue llamado Hoi Chan, y era el hogar de 18.000 personas, aproximadamente. El punto más elevado de Comalcalco está a 37 metros de altura. En este punto, donde alguna vez vivieron los nobles que gobernaban la ciudad, quedan ruinas de habitaciones y hasta piscinas.


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