En un año, al parque nacional Iguazú ingresan más de un millón de personas. El promedio diario es de 4.000. Pero este ir y venir de multitudes se ha convertido en un riesgo para la provincia de Misiones, hogar de las cataratas. En esta zona se producen 521 toneladas de desperdicios al día.

Misiones, en el nororiente de Argentina, es un rincón de tierra gaucha entre Brasil y Paraguay. Allí viven los guardianes del último remanente de selva paranaense.

El agua rodea casi toda la provincia. Por el occidente pasa el río Paraná, que la separa de Paraguay, y por el norte, el Iguazú crea una frontera natural con Brasil. En el suroriente está el río Uruguay, responsable de nutrir las porciones de selva paranaense concentradas en esta parte de Misiones.

En 1999, el gobierno argentino sancionó la ley del Corredor Verde, que pretendía unir más de un millón de hectáreas de selva para conservar sus ejemplares de flora y fauna.

Sin embargo, detener la tala de árboles no es un objetivo realista. “Nuestra misión no es guardar los bosques, sino que no se acaben”, dice Saúl Blanco, especialista en turismo sostenible de Rainforest Alliance, una ONG internacional que trabaja desde hace cuatro años con empresas locales.

La idea no es dejar de usar, sino reponer. “Nuestro objetivo es la reforestación”, dice Alejandra Pautasso, empresaria de Tacuapí Lodge, un alojamiento en medio de la selva.

Las cabañas, construidas cerca de la copa de los árboles, están conectadas por circuitos de madera elevados que permiten la circulación de animales. El tacuapí, una planta parecida al bambú que se encuentra en peligro de extinción, rodea las habitaciones construidas con madera reciclada y hojas de tabaco.

Además, los residuos forestales tales como el aserrín o la viruta, elementos que antes eran considerados basura, se han convertido en fuentes de energía alternativa. En Misiones son cada vez más los hoteles que reemplazan el gas, el petróleo y la energía eléctrica por el pellet, una suerte de palillo del grosor de un pretzel que en grandes proporciones puede calentar el agua de un hotel completo.

Contra el turismo sexual. 213 kilómetros hacia el norte de la provincia está Puerto Iguazú, ciudad fronteriza de 70.000 habitantes. Es pequeña si se compara con su vecina, la ciudad brasileña de Foz do Iguaçu, de 300.000 habitantes, y con la paraguaya Ciudad del Este, de 200.000. El lugar más emblemático de la ciudad es el Hito de las Tres Fronteras, en donde solo la confluencia del río Paraná y el Iguazú divide a estos países.

Por su condición fronteriza y su cercanía a las cataratas –a solo 20 minutos en carro–, esta urbe recibe miles de visitantes al año, lo cual ha sido un reto para su conservación.

Cuidar el destino no es solo cerrar la llave del agua o separar la basura. El componente social es igual de importante. “La adopción de políticas para prever situaciones que puedan implicar la explotación sexual de menores es uno de los indicadores críticos para conseguir la certificación en turismo sostenible”, explica Saúl Blanco.

Desde 2014 se han establecido protocolos para que un menor de edad no pueda alojarse junto a un adulto que no muestre filiación o tenga la autorización de sus padres. “A nadie le gusta hablar del turismo sexual”, explica Lisandro Lozina, supervisor de reservas del hotel Saint George, uno de los primeros de Puerto Iguazú, “pero es un flagelo que se debe combatir”.

Más de 10.000 niños han sido alcanzados por estas medidas. En 19 casos rechazaron reservas. “No queremos que se asocie el destino con estas prácticas –explica Lisandro–, es nuestra forma de protegerlo”.

RECUADRO

Datos útiles

– Debe llevar mucho, pero mucho repelente. Hay cientos de especies diferentes de mosquitos en esta zona.

– Aliste la certificación de la vacuna contra la fiebre amarilla. Si no la tiene, póngasela por lo menos 10 días antes de viajar. Pueden retenerlo en el aeropuerto.

– Pregunte por las certificaciones con las que cuenta el hotel y por los programas de turismo sostenible.

– Si visita una comunidad originaria, sea respetuoso. No entre a sus casas sin permiso ni tome fotos sin previa autorización de una persona mayor de la comunidad.


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