A 45 minutos de Santa Marta, hacia el sur y sobre la troncal del Caribe, está Ciénaga, un municipio rodeado por la Sierra Nevada y el mar Caribe. Es conocido como la capital del realismo mágico en Colombia. En él se inspiró Gabriel García Márquez para escribir Cien años de soledad. Tiene 13 kilómetros de playas ininterrumpidas desde donde se observa uno de los mejores atardeceres caribeños.

Ciénaga se ha convertido en un destino atractivo gracias a que forma parte de la Red de Pueblos Patrimonio de Colombia. Cienagueños de todas las edades han mejorado su espacio para ofrecer una experiencia que muestre sus fortalezas históricas y arquitectónicas. La principal iniciativa es Asoguitur, asociación de guías turísticos que ofrece un circuito por el pueblo.

Con el sol picante de la tarde y una gran sensación de humedad, el trayecto inicia a bordo de un bicitaxi colorido que se mueve entre las calles del pueblo hasta llegar al cementerio San Miguel, mejor conocido como el cementerio de los ricos. Allí, bajo esculturas de ángeles blancos, yacen los antepasados de las familias más poderosas que alguna vez habitaron la región.

El recorrido continúa con nueve estaciones más, en las cuales se resalta el valor de las joyas arquitectónicas del pueblo, edificaciones de época colonial y de estilo republicano.

Son imperdibles la Casa del Diablo, una mansión blanca casi en ruinas en donde, cuentan, vivió Manuel Varela Machado o Satanás, el hombre que “vendió el alma al diablo” para aumentar riquezas. Dice la leyenda que Satanás le pagaba el favor al diablo con la muerte de una persona cada año.

Otra de las paradas es la Casa D’ Remedios La Bella, un hotel boutique que recrea el realismo mágico de Gabo con los colores naranja y púrpura de las paredes, mariposas amarillas y siete habitaciones bautizadas con nombres de personajes de Cien años de soledad.

La última estación es el malecón. Para cerrar con broche de oro, se ofrece una serenata con guitarra acústica o una presentación del baile tradicional. Este último es una danza en homenaje a la historia de Tomasita y el caimán. Hombres y mujeres vestidos de fucsia y aguamarina bailan alrededor del joven caimán y gritan: “¿Dónde está Tomasita? ¡Se la comió el caimán!”

Pueblo de agua. Sobre la Ciénaga Grande de Santa Marta se encuentran los pueblos palafitos de Buenavista, Nueva Venecia y Trojas de Cataca. Luego de hora y media de viaje en lancha desde el puente La Barra en Puebloviejo (ubicado a 10 minutos de Ciénaga), se empiezan a dibujar sobre el agua las canoas y casas coloridas de un grupo de pescadores.

Nueva Venecia, antes conocida como El Morro, tiene 366 casas, incluidas la estación de policía y el colegio. Como parte de un proyecto que busca encontrar nuevas oportunidades laborales más allá de la pesca, los habitantes de este pequeño municipio aprovechan la riqueza de flora y fauna de su territorio para ofrecer el tour Paraíso Veneciano.

La primera parte consiste en un recorrido náutico a cargo de los lancheros, quienes en canoas recogen a los turistas y los llevan a través de los canales de agua hasta llegar al sendero ecológico. Por el caño Aguas Negras, rodeado de mangles, se pueden observar chigüires, iguanas, caimanes, garzas y flamencos. Los lugareños se han dedicado a cuidar su ecosistema, que se ha vuelto un atractivo turístico, especialmente para los amantes de las aves.

La segunda parte está dedicado a un city tour, que incluye presentación del baile de los negros y posibilidades de acceder a las artesanías locales: barcos de madera a pequeña escala, manillas y atarrayas.


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