La alcaldía de Tel Aviv organiza cada sábado a las 11:00 am una caminata interpretativa gratuita. Es un paseo por la niñez de la ciudad, cuando todavía era una urbanización cercana al puerto de Jaffa, un lugar donde había que alojar de manera rápida, eficiente, barata y racional a miles de familias que venían de toda Europa y el Mediterráneo. Lo que fue en su momento una gigantesca obra es hoy parte del Patrimonio Mundial de la Unesco por su llamativa unidad arquitectónica. El paseo se prolonga con visitas al Centro Bauhaus y el Bauhaus Museum.

Otro hito es el mercado del Carmel, que cierra los sábados. Forma parte de la vida diaria de la ciudad. Es un atajo hacia el Oriente de los cuentos en pleno centro de Tel Aviv, a pasos de hoteles internacionales como el David InterContinental. Se vende principalmente comida y ropa. También hay cafés, puestos de comida y algunas tiendas de recuerdos donde hay que regatear los precios, sobre todo si se compran varios artículos a la vez. Se puede almorzar durante la visita al Mercado.

Movida nocturna. Tel Aviv es la metrópoli que no duerme nunca. Tiene discotecas muy famosas, como las del puerto. Pero sin salir del centro, a lo largo del Bulevar Rothschild, hay varios clubes como el Alphabet o el Sputnik y bares de moda como el Buxa, en un subsuelo.

La movida empieza muy tarde, sigue hasta el amanecer, y un poco más. Aun cuando el día siguiente es laborable: Tel Aviv no duerme tampoco de día.

Antes de lanzarse a las pistas, hay que elegir un buen restaurante, sin alejarse de la Sderot Rothschild, algo así como los Campos Elíseos de Tel Aviv. En una calle lateral está Herzl 16. El local es una mezcla de club, de restaurante y de bar lounge: ideal para comenzar la noche.

Tranquilo. Sin importar qué tan larga haya sido la noche, la mañana siguiente da para más que un paseo tranquilo. Es el momento de visitar un museo, conocer algunos edificios emblemáticos como el Palacio de la Independencia o bien pasear por Sarona, uno de los barrios más singulares de Tel Aviv. Es como un pueblito de campo dentro de la urbe.

Las casas fueron construidas en el siglo XIX en una zona de quintas, en las afueras del puerto de Jaffa. Sarona ha sido la colonia modelo de un grupo de templarios alemanes. Expulsados durante la Primera Guerra Mundial por los británicos que recibieron Palestina bajo mandato, parte de ellos volvieron en los años veinte y se adhirieron al nazismo. Recibieron incluso al siniestro Eichmann como visitante. Nuevamente deportados durante la Segunda Guerra, sus casas fueron ocupadas sucesivamente por los británicos y por el incipiente gobierno israelí.

A pesar de la historia, el barrio nunca perdió su aspecto campestre. Incluso hoy, en torno a la calle Kaplan, donde se conservaron varias de aquellas casas, transformadas en cafés y restaurantes o tiendas de moda.

Tecnología. Tel Aviv es una start up city, donde los vecinos se desplazan con e-bicis (útiles para no pedalear durante el shabat) y donde las empresas de IT preparan las aplicaciones que se usarán en el futuro.

Pero es también una ciudad muy mediterránea y el mar es un protagonista esencial de la vida urbana. La costanera forma un largo paseo de varios kilómetros entre el puerto y la colina de Jaffa. Los balnearios se siguen uno al otro, con bares y música. Desde Banana Beach, una de las playas de moda, se divisa bien el promontorio de la vieja ciudad de Jaffa. Al atardecer el balneario es copado por DJ y los que se quedan hacen un combo: dance y chapuzones nocturnos.

Mientras tanto los que buscan un plan más contemplativo se corren hasta el parque costero Charles Clore para disfrutar de la puesta del sol sobre el Mediterráneo.

RECUADRO

Noche en Jaffa

Luego de verla a la distancia, sobre su colina que domina el mar, finalmente es tiempo de perderse en vieja Jaffa y sus laberínticas callejuelas. Es antigua, tanto como Tel Aviv es moderna. La ciudad existe oficialmente desde 1909, pero su puerto –y núcleo original– es uno de los más viejos del Mediterráneo. Ya se lo menciona en el Antiguo Testamento y a lo largo de los milenios vio pasar a los egipcios, los fenicios, los hebreos, los romanos, los árabes, los cruzados francos, los otomanos, los franceses (llevados por Napoleón) y finalmente los ingleses. Jaffa (que los israelíes llaman Yafo) conservó su carácter oriental y es la contracara tradicional de Tel Aviv.

De día como de noche es una meca para el turismo donde abundan los restaurantes, los hoteles de lujo (como The Setai, en lo que era una cárcel otomana), los museos (el de Ilana Goor presenta la mayor colección de arte contemporáneo de Israel) y las tiendas de moda.


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