Cualquier momento y época del año son perfectos para recorrer y vivir Praga, la capital de la República Checa, pero este 2018 es ideal, pues tendrá una copiosa agenda cultural y de eventos para celebrar los 50 años de la Primavera de Praga (período de liberalización política) y los 25 años de su formación como nación.

Con el río Moldava como testigo, a continuación las 10 experiencias indispensables al visitar Praga.

1. 360° en la plaza de Ciudad Vieja. La recorren cada año más de 6,4 millones de turistas. Su gran tamaño y la filigrana de las construcciones que la rodean hablan de una ciudad medieval, bohemia y renacentista. Pararse en el centro de la plaza y girar 360 grados es algo que no puede evitarse. Así pasará por sus ojos una película de arquitectura que muestra estilos góticos y barrocos.

2. Reloj astronómico. Obra de arte y ciencia del siglo XV. Está incrustado en una pared del ayuntamiento. Las opciones son: ir de noche para verlo con calma, en la tranquilidad de una ciudad que duerme, y sentarse en algunos de los bares o pizzerías que lo rodean para apreciarlo segundo a segundo; o, en el día, sumarse a las multitudes que se agolpan a su alrededor para ver las figuras animadas de los doce apóstoles y el astrolabio, que muestra el movimiento de los astros entre los signos del Zodíaco.

3. Puente de Carlos. El plan es caminar sus 516 metros y 10 metros de ancho lentamente una y otra y otra vez. En ese breve recorrido que une a la Ciudad Vieja con la Ciudad Pequeña se siente buena parte de la vida y magia de Praga. Artistas, pintores, músicos, teatreros, cantantes y viajeros se mezclan en una sinfonía de sensaciones. Su construcción comenzó en 1357, con el visto bueno del rey Carlos IV, y fue finalizado a principios del siglo XV.

4. Castillo de Praga. Es la mayor fortaleza medieval del mundo. Tome un día completo para visitar sus patios, palacios, museo y jardines. La visita comienza en la monumental catedral gótica de San Vito. Los afortunados viajeros de este año podrán apreciar allí las Joyas de la Corona de Bohemia como parte de la celebración del centenario de la creación de la nación independiente de Checoslovaquia, en 1918. Y para sentirse protagonista de un cuento medieval, camine por el callejón del Oro y la Alquimia, donde otrora se reunieron alquimistas en busca de la fórmula para crear oro.

5. La noche. En la agenda no puede faltar una noche de teatro negro, ese tradicional espectáculo mudo, en un escenario negro con efectos de luz y sonoros (entradas desde 20 euros). Otra noche disfrute de conciertos en la calle, en las iglesias, en el castillo o en viejos palacios, con entradas muy económicas. Informes en www.czechandslovakcentury.com

6. El Niño Jesús. Un tiempo para orar y meditar siempre viene bien. Y qué mejor que en la iglesia de Santa María de la Victoria y San Antonio de Padua, en donde está la imagen de cera del Niño Jesús de Praga. Luego de atravesar el puente de Carlos estará en el barrio de Malá Stranameste y podrá caminar por calles llenas de tiendas de souvenirs y restaurantes hasta llegar a la calle Carmelita. La leyenda dice que la imagen perteneció a santa Teresa de Jesús y es considerada milagrosa, especialmente entre las embarazadas.

7. La Ciudad Nueva. Su mayor atractivo es la Casa Danzante, diseñada por arquitectos de Frank Gehry y Vlado Milunic en 1997. Llama la atención por su estilo deconstructivista, que se integra con el resto de las edificaciones antiguas de la zona.

8. Las cervezas. Los checos son los mayores consumidores de cerveza del mundo: 160 litros per cápita al año. Así que nada más gratificante que dedicar buenos minutos a probar las cervezas checas, que son tipo pílsen y pale lager.

9. Agenda de eventos. Dos imperdibles serán, a comienzos de mayo, el maratón que recorre la plaza de la Ciudad Vieja en el centro histórico de Praga. Y el segundo será a finales de octubre: Designblok, cita con desfiles de moda, exhibiciones de joyas, ropa, muebles, complementos de casa, luces y diseño industrial.

10. Artesanías locales. Pequeños óleos que retratan las calles y las escenas más cotidianas de la ciudad se consiguen directamente con los artistas que se apostan en las calles a vender sus obras. No deje de comprar una de las típicas las marionetas hechas a mano.  


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