Para muchas familias mencionar un viaje con los niños es sinonimo de caos. Bien sea porque los pequeños se ponen muy ansiosos e irritables o porque la mamá es demasiado preventiva y quiere llevar toda la casa.
En todo caso la experiencia dependerá de lo que los padres generen. Comience por crear un ambiente propicio para el descanso y el disfrute en familia explicándoles los detalles y planificando todo.
Sin embargo, si viaja con niños pequeños, debe tomar otras consideraciones pues ellos suelen cansarse más rápido, lo que puede desencadenar una conducta rebelde. Tome en cuenta estas claves:
– Elija lugares sin horarios restringidos, que permitan seguir las rutinas que más convengan a sus pequeños.
– El lugar lo escoge usted, pero recuerde que debe tener actividades y espacios de ocio adecuados para ellos. Así podrá relajarse mientras ellos se divierten.
– Hábleles del destino. Es bueno que ellos sepan por adelantado qué van a hacer, cómo será, especialmente si es un sitio nuevo. Si es un destino conocido, seguro el niño querrá ir a los lugares de juego que ya visitó, permítale repetir. Una buena opción es negociar uno que conoce por dos que no ha visitado.
– A pesar de que en vacaciones los horarios son más relajados, no olvide que mantener sus rutinas y favorecer el descanso, son factores importantes para la estabilidad de los más pequeños.
– Intente transformar todo en un juego: el viaje, las comidas, dormir en una cama nueva, conocer niños o adultos, y hasta explorar lugares que no conocía.
Recuerde que también necesitarán sus momentos de juego tranquilo, con sus juguetes de siempre y hasta aburrirse. Serán muchas emociones, cambios de rutina, lugares nuevos. Todo ello puede contribuir a excitarles en exceso, así que nada mejor que alternar esos divertidos momentos de ocio con descanso y tranquilidad.