Aventura. Clave escoger un hotel que tenga una ubicación estratégica y desayuno incluido. Asímismo, cuando el plan es conocer el destino y hacer largas caminatas, es mejor evitar los hoteles con demasiadas comodidades, pues estará pagando por ellas, pero no las disfrutará. Más que un hotel, se recomienda un hostal más rústico y hippie.

Negocios. La ubicación es lo más importante. El hotel debe estar cerca del sitio de sus reuniones o del aeropuerto. Esto depende de la extensión del viaje. Se recomienda uno que ofrezca wifi de alta velocidad tanto en las habitaciones como en las áreas comunes. Además, que tenga salas de juntas, desayuno incluido y, en lo posible, un gimnasio para esos viajeros que buscan ejercitarse en la mañana antes de empezar el día, o en la noche, cuando han terminado sus labores.

Familiar. Nada como un “todo incluido”. Este tipo de alojamiento brinda la libertad de estar en familia y que, por ejemplo, cada uno pueda comer cuando quiera o juntos, pero sin perder tiempo en tomar las decisiones en conjunto. Estos hoteles vienen, por lo general, con atracciones múltiples, aptas para todos, que además son seguras y muy divertidas. Otra ventaja es que los gastos en cada destino se reducen al mínimo, solo son para souvenires y algún consumo adicional.

Desconexión total. Si el propósito es dejar a un lado la tecnología y buscar un espacio tranquilo para sí mismo, casi como un retiro espiritual, un alojamiento en medio de la naturaleza y alejado del ruido del centro de un destino es perfecto. Sin wifi o solo en el lobby. El hotel, entonces, puede escogerse con estas características y que, además, ofrezca todo incluido y una habitación muy cómoda.

Descanso. Si se trata de descansar y dormir hasta tarde, el desayuno incluido sobra. Lo mejor es conseguir un hotel de alta categoría, ya que allí estará la mayor parte del tiempo. Aquellos que cuentan con spa, masajes, piscinas y atenciones adicionales son los perfectos para esta ocasión.

Romántico. Depende de lo que cada pareja quiera. Puede ser un plan rústico, y en ese caso la playa y el mar pueden estar acompañados por hamacas y un complemento de comida saludable. Este sería un viaje romántico y natural. Hay parejas que disfrutan un plan más elegante, en el que no tengan que hacer nada. Para esto se recomienda un hotel de lujo, con jacuzzi y piscinas.


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