Son escasos los trotamundos que saben de Colomitos, en el estado mexicano de Jalisco, pero quien da con esta diminuta playa de arena dorada y de aguas color turquesa es porque se animó a cruzar dos kilómetros de selva virgen.

La caminata se inicia en Boca de Tomatlán. Y aunque existen taxis acuáticos que lo llevan a Colomitos, lo mejor es “agarrar camino” cuesta arriba entre las montañas, y seguir un sendero cubierto por palmeras, árboles frutales y gruesas lianas, hasta llegar a un pequeño muelle.

En ese punto hay que decidir si continuar el viaje caminando o remando sobre un kayak (que puede rentar con un touroperador). Se lo entregan cuando llega al muelle, junto con un equipo de esnórquel (visor y aletas). Solo es cuestión de rodear un acantilado y habrá llegado a la playa más pequeña de México.

Frente a uno se abre un paraíso solitario con forma de herradura, de apenas 10 metros de longitud de un extremo a otro. Alrededor no hay más que naturaleza y mar, pues afortunadamente, Colomitos es aún una playa virgen libre de construcciones. Así que lo mejor es llevar comida y bebida y, al final, recoger todos los desechos para seguir conservando las aguas limpias y cristalinas.

Con poco oleaje, la playa se convierte en una piscina para practicar esnórquel: en la inmersión, tortugas y mantarrayas hacen compañía, además de las familias de peces de colores y una pequeña franja de corales y esponjas.

En los últimos meses del año, no se necesitan binoculares para ver los saltos de las ballenas jorobas y los delfines nariz de botella.

Amor y paz. Colomitos es solo la entrada a un corredor de pequeñas playas de Vallarta que se extienden hasta Yelapa, al sur de Bahía de Banderas. Una de ellas es la playa Los Caballos, a unos 40 minutos caminando entre la sierra desde Colomitos, donde encontrará con un escondite solo para adultos, conformado por tres cabañitas, llamado Casitas Maraika.

En cada rincón del hotel encontrará detalles que hacen referencia al espíritu hippie de sus dueños: no hay puertas ni cristales y, en las habitaciones, las camas están suspendidas por fuertes cuerdas y con vista privilegiada al océano.


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