La mochila.Aprenda a apreciarla. El mochilero la trata como una extensión de su cuerpo, es su casa, el armario portátil donde está todo lo que tiene en el mundo. Es una síntesis del ahora.Amigos fugacesLas etapas de su viaje se medirán no por las obras arquitectónicas visitadas, sino por las noches en las que disfrutó junto a compañeros de farra que quedarán en el recuerdo.La mejor comidaMochilear extiende la exaltación de la amistad a lo que uno come. En cada parada el mochilero prueba lo «mejor de lo mejor», esto no se refiere al precio ni a estrellas Michelin, sino a que saborea cada bocado como si fuera el último, y aprecia tanto el «menú» que puede ser un simple bocadillo de pernil como el lugar donde lo disfruta.De etiquetaSe viste como quiere o mejor aún con lo que puede, pero no le preocupa la imagen que da porque no busca un sentido estético, lo que importa es lo bien que la está pasando.Mal sueñoLa cama del mochilero es solamente un trámite incómodo, no importa que el catre suene a cada movimiento o que esté rodeado de una sinfonía de ronquidos.No le importa la geografía»Si hoy es martes, esto es Bélgica», la frase que retrata el espíritu de algunos viajes organizados tiene su equivalencia en los que viajan por libre: ?si tengo esta resaca, ni lo sé, ni me importa?, reseña el portal Traveler.esCambia el mundoExtiende su felicidad itinerante como una pandemia. Disfruta del camino y hace que se vea.Fuente:Traveler.es 


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