Lo que empezó con libros y ganchos de ropa fuera de lugar, rápidamente puede derivar en un caos que se extiende por las estancias. Ese desorden, lejos de ser solo estético, refleja “un estado mental de confusión que suele afectar la vida diaria”. Así lo afirma la japonesa Marie Kondo, consultora organizacional y escritora, que se ha convertido en una de las expertas más influyentes en el asunto. En tiempos en los que las remodelaciones a gran escala están en pausa, es mucho lo que todavía puede hacerse, en especial para contrarrestar un entorno hostil y crear un espacio confortable y moderno.

Descartar para ordenar

Es el primero de los nueve pasos del método KonMari, que implica mucho más que hacer pilas de cosas viejas o que se usan poco. La profesional nipona sugiere deshacerse de todo lo que no evoque felicidad –ya sean prendas de vestir o artículos antiguos de colección–. Este ejercicio requiere tiempo y determinación, pues al hacer el inventario se une la funcionalidad con el componente emocional humano.

Sin embargo, antes de tirar, vender o donar lo que ya no es representativo, es conveniente tomarse unos instantes y agradecerle a cada objeto la utilidad prestada. Solo así se adquiere plena conciencia de lo necesario, se mitigan los sentimientos de culpa o pena y, en consecuencia, se vive mejor.              

En segundo lugar, toca organizar las cosas restantes por categorías y no por ubicación; por ejemplo: ropa, papelería, herramientas o gadgets tecnológicos. Para no caer en el “efecto rebote”, otro de sus conceptos guía, hay que evitar comprar nuevas unidades de almacenaje, ya que terminan igual de llenas y ocupan más metros cuadrados.

Elementos que dan equilibrio

“Contar con suficiente luz natural y con algunas plantas de hojas verdes o con flores produce un efecto inmediato muy positivo”, comenta la arquitecta María Victoria Iglesias. De igual forma, analizar cuál es la circulación interior, las zonas de mayor tránsito y las que deben despejarse contribuye a liberar el área de obstáculos que recarguen la visual. “Así, antes de intervenir, se tiene claro cómo debe ser la distribución de muebles y adornos para que todo fluya en conjunto”.

Alternar las líneas rectas y curvas, de acuerdo con el estilo decorativo, es otra forma de lograr balance y asegurar el movimiento en los diferentes ambientes. El color es, también, un recurso básico para generar armonía, al usar tonos naranjas o amarillos en habitaciones frías; o matizar con neutros, lilas o azules los cuartos más cálidos. “Hay que ser creativos y jugar con cuadros, cojines y centros de mesa, no solo con las paredes y lo que sea estático”, señala Iglesias.

Tamaños y volúmenes

Luego de completar estas fases, hay que maximizar el espacio disponible en cada una de las estanterías de clósets, gabinetes y compartimientos de las gavetas. Entre los trucos descritos en el libro La magia del orden está el doblar todo en sentido vertical y acomodar lo más pesado a la izquierda, dejando lo más liviano a la derecha. Al concluir, será más fácil localizar lo que se busca y, a la vez, conservar las posesiones en excelente condición.

Si se tienen que usar auxiliares, las cajas trasparentes y cestas son las favoritas de Kondo. Adicionalmente, se pueden personalizar con etiquetas, cintas u otros diseños minimalistas. Por último, se recomienda que esta tarea se lleve a cabo en horas de la mañana y en soledad, para que nadie influya en las decisiones. Esta filosofía es aplicable también a oficinas, locales de retail entre otros, dado que los ambientes resultantes son depurados y visualmente atractivos.


Espacios vitales

Se trata de rincones, como el escritorio, o habitaciones de uso común, como el baño; pero lo esencial es dedicarse unos minutos al día para ordenarlos. Hay ciertos trucos que funcionan.

  • Salas. “Algo fundamental es tener un sitio donde se coloquen los aparatos de control remoto, así como una estación para comida. Los cobertores para sofás y butacas son ideales para sumar texturas y reconfortar”, apunta María Victoria Iglesias.
  • Cocinas. “Lo más importante es que todo esté a la mano y limpio, desde los utensilios a la mantelería. Los toques de color-olor son muy valorados, con minihuertas o boles de frutas frescas”.
  • Baños. “Crear un código personal es de gran ayuda; particularmente al ordenar frascos y enseres. Otra regla básica es mantenerlo seco, libre de filtraciones y con ambientadores”.
  • Dormitorios. “Hay que tratar de no tener nada a la vista; tender la cama y ventilar los cuartos. Los percheros, zapateras y parabanes son en extremo útiles; tanto como tener imágenes enmarcadas que inciten a la calma”.   

Fuentes: 

www.konmari.com

Arquitecta María Victoria Iglesias ([email protected])



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