Prat (Julio Chávez), un bailarín estrella, se retira de los escenarios y comienza a dar clases de ballet. Luego de años cargados de monotonía, aparece una joven bailarina cuyo apremio y conexión con la danza le harán despertar la pasión por la enseñanza.

Simultáneamente, se asiste a la historia de una profesora con una carrera consumada que vive con su joven amante, también bailarina, y que hará hasta lo imposible por brillar en escena.

Los relatos pasionales envuelven la trama de El maestro, la nueva serie de TNT que se estrenó esta semana en toda Latinoamérica.

Carla Quevedo y Luz Cipriota encarnan a Luisa y a Bianca, respectivamente. Las actrices argentinas, que aprendieron a pararse en puntas para sus personajes, coinciden en que las relaciones en la serie tienen un punto en común: la admiración. Y además, destacan la labor de la producción, que ha sabido poner en pantalla un noviazgo entre dos mujeres sin darle un matiz de notoriedad extrema, sino como algo que se acerca mucho más a la realidad del siglo XXI.

“Estas no son las típicas historias de amor, no son novelescas, además, los vínculos pasionales son distintos, se construyen desde la sensibilidad artística”, explicó Quevedo, quien tiene a cargo un rol protagónico que comparte con el actor argentino Julio Chávez, que encarna al maestro estricto.

“Teníamos que tener cuidado al mostrar cómo Luisa se enamoraba de alguien mayor, pero pienso que se logró transmitir una conexión universal, que va más allá de la mera piel, que está relacionada con el baile y con la búsqueda de grandeza. También está el nexo de Bianca y su profesora. No son muchos los canales que apuestan por llevar una pareja homosexual al prime time, pero hacerlo es acercarse un poco más a lo que pasa en la vida real”, agregó Quevedo.

El personaje antagónico lo asumió Cipriota, quien a través de Bianca da vida a una exigente y joven bailarina que mantiene un noviazgo con su profesora de ballet, interpretada por Inés Estévez. “Si tuviese que escoger una palabra para definir la relación de mi personaje, esa palabra sería admiración. Bianca es una chica que vive por y para la danza, conoce a una gran bailarina y brota la pasión. Pero el vínculo no se lleva con morbo, sino que se plantea como un hecho más de la cotidianidad. Todavía hay muchos prejuicios, por eso me encanta poder ser parte de este tipo de historias”, dijo Cipriota.

Quevedo mintió en el casting cuando le preguntaron si sabía pararse en puntas, en cambio Cipriota ya tenía experiencia en la danza pues llegó a ser campeona de gimnasia rítmica. Sin embargo, ambas se apuntaron en un régimen riguroso de clases de ballet cuando fueron seleccionadas para formar parte de la producción de El maestro, serie en la que la pasión emerge entre las distintas parejas que danzan sobre el escenario.


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