Antonio Banderas trató de escapar muchas veces de la sombra del artista Pablo Picasso (1881-1973). Al principio experimentó un poco de temor cuando, hace un buen tiempo, le ofrecieron interpretar el papel del famoso pintor y escultor malagueño.

En otra de las oportunidades que tuvo de meterse en la piel del artífice de Guernica, Banderas prefirió dar un paso al costado. Sin embargo, hace dos años, la sombra de su artista favorito lo atrapó.

“En realidad, lo que he venido haciendo es huir de la posibilidad de hacer de Pablo Picasso, que apareció desde que tenía 20 años en una película que nunca llegó a hacerse. Luego, cuando estaba como en los 30 años ocurrió lo mismo; pero no fue hasta que llegó el director Carlos Saura con un proyecto que me plantee hacerlo seriamente”, recuerda Banderas.

Sin embargo, ese guion quedó atrapado en un conflicto de acreedores y tuvieron que reescribirlo. “Pero ya no me gustaba. En fin, sucedieron una montaña de cosas hasta que en un encuentro en un hotel de Londres con el productor Ron Howard apareció una gran historia”, agrega el actor español, refiriéndose a la serie Genius: Picasso, del canal NatGeo, que se transmite los domingos a las 9:00 pm.

Reconoce, no obstante, que no fue fácil asumir el reto. Más allá de esos miedos del pasado y del hecho de convertirse frente a las cámaras en uno de los maestros más importantes del arte contemporáneo, este es hasta ahora el papel más demandante de la carrera del actor malagueño.

“Se trataba de una figura de una talla artística extraordinaria, y esos personajes acarrean una serie de complicaciones a la hora de representarlos. Súmale a eso que es de mi tierra y a dos cuadras de donde yo nací”, reconoce Banderas. “Picasso era una persona misteriosa con su vida personal y con su relación con las mujeres que lo rodearon, así que no me quedaba más que asumir el reto, investigar, corroborar datos y ceñirme a los guiones”, explica.

A todo eso habría que sumarle las casi cuatro horas de maquillaje para lograr esos rasgos fuertes, la mirada profunda, porque a pesar de que el artista era bajito, el Picasso de la ficción tenía que proyectar la presencia brutal de un creador de la vida real que escapó a los moldes.

“Aún tengo pedazos de Picasso pegados a mi alma”, reflexiona Banderas, quien rodó la serie de 10 episodios durante cinco meses.

Picasso lidió con sus ganas de ser diferente, de tener que convivir en un contexto político inestable; con el miedo a perder su legado por culpa de los nazis cuando llegaron a Francia y, a la vez, con sus cambios de ánimo y el inexorable paso del tiempo. “A medida que avanza, la serie se va endureciendo y llegará un momento en el que se va a quedar solo porque ha ido escupiendo a la gente que gravitaba en esos satélites pegados a ese planeta con esa gravedad enorme llamado Picasso”, adelanta Antonio Banderas.


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