Para Miguel Issa el teatro es un templo donde por estos días celebra 40 años de trayectoria artística montando espectáculos para los caraqueños. En pocos meses el artista ha logrado poner en escena varias óperas. Su última creación es una versión de El elixir de amor que se estrena hoy en el Teatro Teresa Carreño y cuenta con una producción en la que participan el Taller Danza sin Fronteras, el Coro de Ópera Teresa Carreño y la Orquesta Sinfónica de Venezuela.

“Las óperas generalmente son muy dramáticas, pero esta es una de las más alegres”, asegura el director. El elixir de amor es un drama jocoso en dos actos con música de Gaetano Donizetti y libreto de Felice Romani que se estrenó en 1832. La obra está considerada como una pieza maestra de la ópera cómica. “A mí me propusieron que la montara y tengo una anécdota particular: esta fue una de las primeras piezas que yo canté en la década de los ochenta con la Schola Cantorum, en una versión que dirigió José Ignacio Cabrujas”, recuerda.

Para el montaje, Issa trabajó por separado con bailarines, coro y solistas. “Cuando son montajes que salen de mi cabeza como Caracas, el valle de los inquietos, con el que celebramos los 450 años de la ciudad, el proceso de creación es más libre, pero como ya esta obra estaba escrita hay que trabajar por partes y armar una estrategia de ensamblaje”, explica el director.

No es pura casualidad que Issa atienda a cada espectáculo con una estrategia particular, pues tiene cultura para batallar en todos los flancos: canto, actuación, baile, docencia, producción y dirección. Antes de formar parte de los coros más importantes del país, fue docente de música en escuelas del oeste caraqueño. En el Festival de Jóvenes Coreógrafos de 1987, Luis Viana le ofreció un rol como cantante-actor y allí, asegura, la interpretación lo atrapó. Estudió Danza y Políticas Culturales entre Venezuela y Francia, y antes de dedicarse de lleno a la dirección de zarzuelas, óperas y obras de teatro, fue el coordinador estratégico del Teatro Teresa Carreño por casi cuatro años.

“Poder contar con todos los recursos de una sala tan hermosa y con tanta historia como la Ríos Reyna es fundamental”, asegura Issa. “Pero montar un espectáculo de este calibre en un momento como el presente es un acto de fe. Los costos que implican una producción como esta se pueden pronosticar en un principio, pero nunca se llega a saber realmente a cuánto ascenderán”, expresa.

El director piensa que el arte es un espacio de protección para el público. “Los artistas respiramos un aire del tiempo. Hay quienes se nutren más del entorno y lo expresan en sus creaciones, yo soy así y no es algo predispuesto”, indica Issa. “El arte transforma y educa. Ahora estamos en una especie de vorágine nacional, donde el arte termina siendo un refugio. El contexto puede ser complicado, pero para poder crear y producir hay que asumir riesgos. Montajes como El elixir de amor nos unen y funcionan como un cable para el espíritu. Contar con jóvenes talentos, voces extraordinarias, músicos asombrosos y bailarines experimentados sobre un escenario es puro oxígeno para el alma”.

El elixir de amor

Sala Ríos Reyna, Teatro Teresa Carreño

Jueves 9 y viernes 10 de noviembre, 6:00 pm

Entradas: desde 5.000 bolívares


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