Después de 35 años de carrera como actor y productor, Henry Soto asumirá la faceta de director de teatro. Para ello ha revisado libros de técnicas de dirección y participó en un taller con Dairo Piñeres.

Ahora debuta con el tema de la familia. Le parece un asunto pertinente en medio de una sociedad en la que se han perdido los valores, señala. “Me impresiona que muchas veces, cuando uno da los buenos días, nadie responde. No hay formación de base en la casa”, afirma.

En el musical infantil Érase una vez, escrito por su esposa Daniela Vielman, Soto plantea cómo afecta a los pequeños que sus padres no los escuchen cuando los necesitan. “A los niños hay que dedicarles tiempo, y más en estos momentos en los que todo el mundo trabaja en miles de cosas”, dice el actor que ha participado en telenovelas como Kassandra, Dulce ilusión, Cosita rica y, más recientemente, en A puro corazón.

Esta experiencia, dice, le motiva a continuar explorando su faceta de director, aunque todavía no tiene proyectos para dar a conocer. Por el momento, prefiere seguir perfeccionando Érase una vez, que se presentará en el Teatro Nacional del 11 al 26 de agosto, y en el Teatro Premium de Los Naranjos del 8 al 23 de septiembre. “Quiero que esta matica termine de crecer. Eso me sirve para corregirme como profesional”, agrega.

Espera que el público y quienes conocen de artes escénicas vayan a ver su obra: quiere escuchar opiniones y críticas sin condescendencia. “No me gusta la complacencia. Deseo que me hablen seriamente, que me digan la verdad”, señala.

Se ha propuesto rescatar la figura de la compañía teatral, que considera que se ha perdido. “Los grupos se reúnen para cosas de un ratico y los actores rotan mucho. Creo más en las compañías, que haya un solo cerebro formado por muchos”, indica.

Érase una vez se estrenó en junio pasado, en el Festival de Teatro de Caracas, un encuentro organizado por el oficialismo. Pero el director mantiene una opinión crítica respecto a la crisis del país, y advierte que no se deben abandonar los espacios. Insiste en que en el arte no pueden existir tendencias políticas.

“Yo voy a hacer arte en el Teatro Municipal, en el BOD, donde me toque. No soy sectario y jamás lo seré, y seguiré expresando lo que pienso sin que nadie me lo imponga. Si tengo que llevar mi arte a la plaza Bolívar, lo haré”, expresa.

El actor recuerda la gran época de la telenovela venezolana, de la que se nutrieron televisoras de Colombia y Brasil, señala. En la actualidad es una industria deteriorada: “Llegamos a competir con México en el género. Ahora la gente me pregunta cuándo voy a hacer un dramático y lo que me da es risa. Los grandes escritores se fueron del país, algunos murieron esperando a que pasaran cosas; las productoras no invierten porque no quieren gastar dinero”, refiere.

Soto es crítico respecto a cómo han sido tratados algunos artistas venezolanos en otros países: “Yo trabajé con directores colombianos que aprendieron de nuestros escritores. Nosotros fuimos una escuela. Ahora, cuando los venezolanos buscan trabajo en Colombia, los ven de arriba a abajo. Por ejemplo, Rubens de Falco, el actor brasileño, trabajó aquí durante años. Hemos sido el trampolín de mucha gente”, recuerda.

Dice que no se ha ido de Venezuela porque no quiere sentirse maltratado. Sin embargo, no obvia la realidad y menciona que la calidad de vida ha desmejorado. Él mismo fue víctima de la crisis: mientras estuvo hospitalizado un mes en el Hospital Universitario de Caracas sufrió la escasez y los altos costos de las medicinas. “El hospital es una locura, pero le debo la vida a los médicos que trabajan allí. Las medicinas eran impagables. Conocí la historia terrible de una madre que fue a buscar ayuda a mi habitación pensando que podía asistirla, pero no pude y el niño murió”, lamenta.

Pero el artista no pierde la esperanza. Recalca que si saliera de Venezuela sería por proyectos profesionales. Y regresaría. Afirma que la delincuencia, para él, es el más grave problema. “Este país era mejor. Aquí tengo mis raíces. Aquí están mis muertos y mis vivos”.

Érase una vez

Teatro Nacional

Sábado y domingo, del 11 al 26 de agosto

Hora: 4:00 pm

Entrada: 300.000 bolívares


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!