El 10 de diciembre de 2016, en Colinas 12 de Febrero parte baja de El Naranjal, en Petare, Junior Miguel Gil Ramos, de 26 años de edad, recibió dos puñaladas: una, en la pierna, y otra, en el abdomen que le afectó el intestino delgado mientras ayudaba a una amiga a mudarse a otra casa, la cual había sido robada y donde viven algunas personas. Una de ellas señaló a Gil Ramos como el ladrón que había asaltado esa vivienda.

Gil Ramos intentó mediar con el agresor y este lo hirió. Fue trasladado al hospital Domingo Luciani, en El Llanito, donde lo operaron siete veces. A las dos semanas del hecho le dieron de alta, pero tuvo que ser recluido otra vez, porque se había infectado con una bacteria de quirófano. Luego de cuatro meses de agonía murió el sábado a las 10:00 am.

Ledy Ramos, madre del hombre, denunció que su hijo falleció por falta de higiene en el hospital, así como de medicamentos y comunicación médica. A la familia le pedían antibióticos; sin embargo, no le daban el informe que requerían para poder comprarlos, como tampoco le explicaban qué complicaciones tenía Gil Ramos, a pesar de la insistencia. “No nos decían por qué tantas operaciones y cuando iban a curarlo nos sacaban de la sala, lo dejaban todo sucio, lleno de sangre y los materiales que usaban se los dejaban en la cama. ¿Cómo no se iba a enfermar más? El viernes, después de tres meses, viene el médico a decirnos que teníamos que prepararnos para lo peor. Yo enfrenté al doctor preguntándole si mi criatura estaba infectada desde el primer día y me respondió que sí. Estaban pintando el hospital, ¿qué hacen pintando un hospital cuando no tienen medicamentos?, sin medicinas no puedes atender al paciente, eso es lo primordial, los remedios. A la bacteria pudieron haberla matado a tiempo porque se detectó desde la primera vez, aun así le dan de alta y nosotros, ignorantes de todo; no hay derecho”, advirtió Ramos.

Junior Gil, padre de Gil Ramos, hizo un llamado para que ayudaran al hospital a que lo doten con insumos, además pidió a los médicos que sean sinceros con los familiares de los pacientes: “A mi hijo me lo picaron siete veces; cada tres días lo operaban. Se consumió; cuando estaba grave fue cuando nos dijeron la verdad. El gran problema del Luciani son los medicamentos, no hay nada, no dan los récipes para ir a comprarlos y los médicos no hablan con uno, mi muchachito se pudo haber salvado y no merecía ese sufrimiento. Me lo dejaron morir, permitieron que se complicara su estado”, puntualizó.

Junior Gil Ramos trabajaba por su cuenta como ayudante de albañilería, vivía en Guatire junto con su esposa y dos hijos menores de edad. Contando el cuerpo de Gil Ramos, desde el viernes hasta ayer a las 8:00 am habían ingresado 22 cadáveres a la morgue de Bello Monte.

“¿Qué hacen pintando un hospital cuando no tienen medicamentos?, sin medicinas no puedes atender al paciente, eso es lo primordial, los remedios”.

Ledy Ramos.


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