Familiares de un adolescente de 17 años de edad que fue detenido el 18 de mayo en el marco de las protestas, denunciaron que el muchacho y otros siete menores de edad, fueron trasladados al estado Yaracuy sin que sus padres fuesen advertidos. Tampoco se les explicó el motivo de la medida.
Wilmer Reyes, padre del muchacho, contó que su hijo esperaba el transporte público en la Troncal 005 cuando fue arrestado por un piquete de la Guardia Nacional.
“Él recibió un cachazo en la parte posterior izquierda de la cabeza. Le dieron perdigones en la espalda, golpes en los pies y en las piernas y le decían que lo iban a matar, que se callara porque lo iban a matar”, dijo el hombre.
También reveló las condiciones de retención en las que era mantenido su hijo y otro grupo de personas en la sede de la Guardia Nacional, hasta hace una semana.
“Ellos se encontraban en una jaula donde metían a 16 presos. Hacían solamente una sola vez al día sus necesidades, los bañaban cada dos días. En las noches les echaban gas pimienta para no dejarlos dormir”, dijo Reyes quien exigió que su hijo y el resto de menores de edad fuera regresado al Táchira.
Un mes de espera
Omar Mejía fue detenido el 11 de mayo en las inmediaciones de la avenida 19 de Abril a la altura de la Escuela Normal Valecillos. Al día siguiente, unos agentes de la PNB que desayunaban en Barrio Sucre, el sector donde vive Mejía, fueron acorralados por vecinos y luego de 12 horas de negociación con el Defensor del Pueblo, se logró la entrega de los policías a cambio de la libertad de Mejía.
“Ya tiene casi un mes con boleta de excarcelación y una medida sustitutiva a la privación de libertad pero sigue preso en la Guardia Nacional”, contó Fernando Márquez, dirigente estudiantil. Mejía ya presentó sus fiadores pero aún no obtiene su libertad.