Ignacio Dávila, de ocupación taxista, mató al estudiante de tercer año de bachillerato Leider Eduardo Rico Sarmiento, de 18 años de edad, el domingo al atardecer en la calle La Unidad, barrio Gran Colombia de Santa Rosalía. Antes de dispararle varias veces, Dávila le desfiguró la cara a golpes con la cacha de la pistola. El hombre le había prohibido a su hija de 16 años de edad que tuviese amistad con el estudiante, y ese día los encontró en su casa, aunque había otras personas que estaban allí celebrando el Día de la Madre. La denuncia la hizo la abogada Faustina Sarmiento, abuela materna de la víctima, quien refirió que luego de golpear la cara de su nieto, Dávila lo persiguió y le disparó cuando huyó por las platabandas de varias casas. El joven cayó muerto en una de las azoteas donde la familia halló el cadáver. Entretanto, Dávila se introdujo en una vivienda ajena donde se lavó las manos con cloro para tratar de borrar los rastros de pólvora y que la prueba de ATD que le hicieran en el Cicpc resultara negativa. Además, se cambió la camisa que llevaba puesta. Luego se ocultó dentro de una lavadora de donde fue sacado por funcionarios de la División Motorizada de la PNB, que lo entregó al Cicpc. Sin embargo, antes de que eso ocurriera los vecinos indignados golpearon e intentaron quemar el carro del taxista y él, al percatarse de lo que sucedía, disparó desde una ventana contra la multitud. Hirió en un brazo a una prima de la víctima y a otro joven le dio tres tiros en las piernas. «Queremos que se haga justicia y que todo el peso de la ley caiga sobre él», dijo Sarmiento.


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