Con la muerte de Pablo Luis López González, de 38 años de edad, supervisor agregado de la Policía de Miranda, y Aníbal José Malavé Toro, de 26 años de edad, oficial de la Policía Nacional Bolivariana, asciende a 6 la cifra de funcionarios ultimados en diferentes zonas del país en 72 horas. De ellos, 4 murieron en Caracas, uno en Falcón y otro en Bolívar.El sábado a las 8:30 pm, cuando se dirigía a su vivienda en el bloque 20 de Kennedy, fue atacado por un grupo de delincuentes Pablo Luis López González, de 38 años de edad, supervisor agregado de la Policía de Miranda, a quien le dispararon en la cabeza, y le robaron el arma de reglamento y su teléfono.Familiares de López informaron en la morgue de Bello Monte que el funcionario venía de clases de posgrado de la estación de los Bomberos de Miranda, en Los Teques, y pidió una carrera de mototaxi en Las Adjuntas hasta su casa en Kennedy.En el bloque 21 de esa zona fueron interceptados por un grupo de delincuentes que le dispararon en la cara al conductor de la moto, Julio Suárez, y al funcionario. Ambos murieron en el sitio.Pablo Luis López estaba adscrito a la División contra Robos y Hurto de Vehículo de la Comandancia General de la Policía Miranda en la avenida Víctor Batista, en Los Teques, tenía 16 años de servicio y dejó dos hijos. Julio Suárez, conductor de la moto, dejó tres hijos y a su esposa embarazada.En lo que va de año es el tercer funcionario de Polimiranda que muere a manos del hampa. En la Gran Caracas la cifra asciende a 27 policías ultimados en lo que va de año.En Catia Luego de un operativo que realizaban funcionarios de la PNB ayer en la mañana resultó muerto el oficial Aníbal José Malavé Toro, de 26 años de edad, quien recibió un tiro en el intercostal derecho cuando realizaba un recorrido en la calle Argentina, en Catia, donde intentaron frustrar un robo.Malavé Toro fue trasladado al Hospital Periférico de Catia, donde murió cuando iba a ser intervenido quirúrgicamente. En el hecho también resultó herido el oficial Luis Palacios, con un tiro en el abdomen cuya bala quedó incrustada en el chaleco antibalas. 


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