Foto: Referencial

Las autoridades colombianas apostadas en la frontera con Venezuela tratan de identificar a la estructura criminal responsable de una ola de muertes, cuya marca de violencia ha desatado el miedo entre los habitantes de este sector limítrofe.

En la mañana de este viernes, un grupo de la Sijín fue alertado sobre el hallazgo de cuatro cuerpos sin vida, en un sector rural del municipio fronterizo de Villa del Rosario (Norte de Santander), con el mismo rastro de tortura de otros tres cadáveres que fueron hallados en días pasados: heridas con arma blanca, ataduras en las extremidades y vendas en los ojos.

Además de la crueldad de estos oscuros signos, lo que también ha sorprendido en medio de esta seguidilla de asesinatos, producto de la disputa territorial entre bandas criminales reinante en frontera, es que la mayoría de las víctimas son jóvenes, entre los 25 y 30 años, de origen humilde y de nacionalidad venezolana.

“En la mañana encontramos estos cuerpos, todos con heridas de armas blancas. Estamos haciendo las investigaciones. Lo que se conoce es que uno de ellos es ciudadano venezolano y los otros tres aún no están identificados. La hipótesis que se maneja todo el tema de la economía ilegal, relacionado con el pago de extorsiones por el paso de rutas ilegales o trochas”, explicó Javier Barrera, comandante de la Policía Metropolitana de Cúcuta.

En medio de este preocupante panorama, la institución reportó una reducción del 6 por ciento en casos de homicidios, en todo el 2017. El año anterior se presentaron 242 asesinatos, 16 hechos menos de los reportados en 2016.

Esta ola de violencia, gestada por el dominio territorial entre bandas criminales, ha sido denunciada en varias ocasiones por la Fundación Progresar. En un reciente informe, esta organización atribuyó la retahíla de actos violentos a la aparición de un grupo ilegal denominado Ejército Paramilitar de Norte de Santander, cuyo nivel de crueldad se asemeja al extinto Bloque Fronteras de las Auc en los secuestros, desapariciones forzadas y casos de tortura.

“Frente a estos acontecimientos llama la atención la persistencia de estos enfrentamientos y las disputas violentas en el área metropolitana de Cúcuta, antiguo territorio de las Auc, que ha visto cómo el recrudecimiento de la violencia está ligada a la ausencia del Estado colombiano”, señala el documento.


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