El día después del operativo policial que terminó con la muerte del ex inspector del Cicpc Óscar Pérez y otros miembros de su grupo, la urbanización El Araguaney, en el sector Los Cujicitos en el kilómetro 16 de El Junquito, amaneció con un alto despliegue de funcionarios de la GNB. Pero en horas de la mañana hubo entrega de cajas CLAP y recolección de basura que no ocurría desde hace meses, aseguraron vecinos.

Los residentes aún no se reponen del enfrentamiento que comenzó el lunes 15 de enero pasadas las 4:00 am, antes de la salida del sol, que los madrugó. Varios vecinos se vieron limitados a permanecer en sus residencias como medida de resguardo ante la irregular situación.

Este fue el caso de Fabiana Castro, residente del kilómetro 15 del Junquito, quien no acudió a su trabajo como prevención. “No pude ir a trabajar el lunes porque se escuchaban muchos disparos y no parecía seguro salir, teníamos incertidumbre, muchos preferimos no arriesgarnos, porque en realidad no sabíamos qué sucedía en principio”, relató. Similar fue la experiencia de Joan Ramírez, quien acostumbra a comprar pan muy temprano en las cercanías de la urbanización La Peña y prefirió quedarse en su casa prácticamente todo el día. Ramírez aseguró que los tiros se escucharon hasta horas del mediodía, cuando cesó el fuego.

El paso a la zona residencial estaba limitado para los residentes quienes, a pesar de vivir allí debían someterse a una minuciosa revisión del vehículo y de documentos de identidad. En los alrededores los establecimientos comerciales se encontraban vacíos, en su mayoría, con un bajo flujo de automóviles y pocas personas en las calles. En algunas partes se notaban los restos de cauchos quemados y partes de escombros que dejó la protesta que hicieron los vecinos el lunes en la tarde en rechazo al operativo que, con gritos de “arrastrados” hacia los guardias, fueron dispersados con gases lacrimógenos.

En la localidad el servicio de electricidad estuvo suspendido desde horas de la mañana hasta las 9:00 pm aseguraron algunos habitantes del sector, lo que sumado a toda la situación que se vivía, conllevó a que los comercios bajaran sus santamarías. “De los pocos negocios que hay aquí prácticamente todos estaban cerrados en vista de la situación, porque ni tenían luz para trabajar”, dijo Ramírez. Los servicios de telefonía e Internet mantuvieron fallas recurrentes, señaló. Otros residentes señalaron que la toma policial del lugar había sido un problema tanto el lunes como ayer para ingresar a la urbanización, porque impedían el paso peatonal y de vehículos.


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