Las denuncias formuladas por familiares de las 258 mujeres no han encontrado receptividad en las autoridades del Ministerio del Servicio Penitenciario.

Las detenidas fueron trasladadas desde la Comunidad Penitenciaria Fénix, en Lara, hasta un galpón del Centro Penitenciario David Viloria, conocido como Uribana, el pasado 17 de mayo, cuando en ese centro hubo un motín que dejó un saldo de 11 muertos, 2 custodios de la cárcel y 9 presos.

Las mujeres, procesadas por tribunales penales por incurrir en delitos, fueron desalojadas de la torre 1 y llevadas al galpón, pero no fueron incluidas en el anexo femenino.

Las reclusas, cuyos familiares se quejaron ante el Observatorio Venezolano de Prisiones a cargo de Humberto Prado, llevan 27 días castigadas –hasta ahora se desconoce el motivo– y llevan 28 días sin recibir visita de sus parientes. Las madres de las reclusas pensaron que la sanción sería una medida provisional, mientras trasladaban a los hombres privados de libertad del área media que, según la ministra del Servicio Penitenciario, Iris Varela, serían los que participaron en el motín.

Luego de la revuelta de los presos se iniciaron los traslados, al menos de 70 presos, de Fénix a otras cárceles. El mayor número de traslados fue a El Dorado, estado Bolívar. Las madres de los hombres que estaban en otras áreas de Fénix recibieron llamadas de sus hijos en las que les informaban que se encontraban bien y que las visitas se reanudarían, pero las mujeres continúan sin ver a sus familiares.

Madres, hermanas e hijos están angustiados por el tiempo transcurrido sin saber de las reclusas, solo las ven desde la parte externa del penal cuando las sacan después de las 4:00 pm al área que utilizan como cancha, cuando van a hacer el orden cerrado. En esa actividad participan mujeres jóvenes y ancianas para someterlas a fuertes entrenamientos, indicaron los familiares.

Los denunciantes aseguran al OVP que la jefa del Grupo de Respuesta Inmediata de Custodia, en especial, las mantiene castigadas y señalan que esa funcionaria siente rabia por haber perdido a dos compañeros, los dos custodios que murieron en el motín, y por eso agrede física y psicológicamente a las reclusas.

Otra de las quejas es que las presas no están recibiendo alimentación adecuada, solo tienen acceso a dos comidas y el agua para tomar y bañarse no se las suministran a diario. Hace 27 días tienen la misma vestimenta porque les botaron todas sus pertenencias. Los familiares reiteraron que en ese galpón hay al menos 5 mujeres que sufren de convulsiones y que no reciben tratamiento médico y no tienen las condiciones mínimas para estar allí y tienen que dormir en el suelo.

Los familiares de las presas se quejan porque quienes ejercen la custodia se burlan de ellos cuando piden información de las mujeres. 


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