Poco se sabe aún de las causas del accidente de la aeronave Lear Jet 25 siglas YV319 con destino a Barcelona, que se precipitó al mar con cinco pasajeros a bordo el sábado en la madrugada frente al Club Puerto Azul, en Naiguatá, estado Vargas, pocos minutos después de haber despegado y de haber desaparecido del radar, pero ayer fueron hallados restos humanos y documentos, confirmó Enrique Martín, coordinador general dela Organización de Rescate Humboldt.

En la aeronave viajaban Nelson Bejarano (capitán), Joan Marrero (copiloto), y los pasajeros Miguel Ángel Pérez Oubiña, hijo del ministro de Comercio Exterior e Inversión Internacional, Miguel Pérez Abad; Luis Napoleón Picardi Flores y Juvencio Carvajal. Se pudo conocer que Picardi era un contratista petrolero, accionista de las empresas Servicios Picardi, C. A. y de la compañía Desarrollo Turístico y Blanquilla.

Martín indicó que los equipos de salvamento también encontraron las cédulas de Picardi y Carvajal, así como el pasaporte de Bejarano y la credencial de Carvajal, quien era el jefe de escoltas de Picardi.

La información del siniestro fue dada por Néstor Reverol, ministro de Relaciones Interiores y Justicia, quien además informó que los patrones de búsqueda del SAR, Protección Civil y los organismos de seguridad del estado Vargas se activaron para emprender la misión de salvamento. El Comando de Guardacostas de la Armada Bolivariana de Venezuela prosigue con la búsqueda de los demás restos del avión y publicó fotografías en su cuenta de Twitter del lugar del siniestro.

Accidentes aéreos. Enrique Martín advirtió acerca de la precaria situación en la que se encuentran no solo los equipos de rescate, sino también todo lo que abarca el sistema aéreo en Venezuela. Agregó que en lo que va de año se han originado 16 accidentes de aeronaves en el país y que considera fundamental la prevención de estas catástrofes para lo cual se requiere inversión en centros de entrenamientos, adiestramiento de los pilotos, fuera del país, en programas de capacitación, así como en equipos de simulación de vuelo.

Indicó que entre los equipos de investigadores de accidentes –que suman solamente cuatro investigadores– hay personas preparadas, pero que carecen de las herramientas necesarias para cumplir correctamente su labor. El Centro de Entrenamiento de Viasa se encuentra completamente destruido y el simulador 3D dejó de funcionar hace más de dos años y ni siquiera se aprovecharon los restos de la máquina para exhibirlo en el Museo del Transporte.

“Hay muchos casos de accidentes aéreos sin resolver y que aún no están cerrados”, puntualizó.


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