“A nadie le interesa el asesinato de estas cuatro personas inocentes. Somos pobres, no tenemos dinero para agilizar el caso, es la realidad que vivimos”, cuestionó  Deivis Acosta, luego de la muerte de su hermano, cuñada y dos sobrinos, quienes sufrieron quemaduras producto del estallido de una bomba molotov que fue lanzada al interior de la habitación de una vivienda humilde, situada en el sector Las Tres Letras, Ocumare del Tuy, estado Miranda, el pasado 28 de diciembre.

Aunque el agresor está plenamente identificado por familiares de las víctimas, Acosta agregó que el  Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas de la región, no se ha interesado en acelerar las pesquisas, para dar con la ubicación de un hombre señalado solo con los nombres de  Johán Alexánder, alias el Guajiro.

Los hechos. María Eugenia Cisneros, una ama de casa de 24 años y Jeir Oscar Acosta Durán de 28 años de edad, eran parejas desde hacía más de cinco años. De la unión, nacieron dos niños a quienes dieron por nombre Yandris Sebastián y Axel Jair.

Cisneros residía en el sector Las Tres Letras, Ocumare del Tuy. Allí conoció al que fuera el padre de sus hijos, quien para ese entonces vivía con sus  hermanos en el urbanismo Jardines de Betania , ubicado entre la carretera Charallave-Ocumare.

A mediados  de 2016, la pareja decidió culminar su relación sentimental. Acosta Durán regresó al pueblo Capitanejo, localizado entre Santa Bárbara y Socopó, estado Barinas, donde sus parientes tenían una finca de ganado. Allí aprendió  el oficio de la cría de reses y siembra de plátanos.

En 2017, Acosta Durán se llevó a su hijo menor para criarlo junto a su familia. De Cisneros se conoció que para ese entonces, mantenía otra relación de pareja con un comerciante informal. Sus características físicas lo definían como un guajiro; por ello el apodo con el  que era identificado entre sus conocidos.

 “En tan poco tiempo ya tenía otro marido. Pero mi hermano estaba enamorado de esa mujer y todo terminó en desgracia”, sostuvo Deivis Acosta, en reproche a la actitud de su cuñada fallecida.

El 28 de diciembre de 2018 Acosta Durán regresó al sector Las Tres Letras, con la excusa de que su hijo menor recibiera el año nuevo con su madre y hermano; lo peor vino después.

Acosta Durán y Cisneros celebraron el reencuentro y minutos después lo comunicaron a sus familiares. La decisión estaba tomada, volverían a estar juntos. “Renació el amor y qué se va a hacer, si él era un hombre” dijo Deivis Acosta.

La pareja omitió el detalle de una muerte anunciada. Previo al encuentro del 28 de diciembre, Cisneros les comunicó a sus familiares que, el Guajiro la amenazaba de muerte a través de mensajes de texto. Parientes recuerdan uno en específico: “Llorarás lágrimas de sangre”.

La madrugada del 29 de diciembre, la familia Acosta Cisneros dormían en una misma habitación con las ventanas abiertas. A mitad de la noche fueron sorprendidos por la explosión de una bomba molotov, que les causó graves daños. La amenaza de muerte contra Cisneros se había cumplido.

El hecho conmocionó a la comunidad y de inmediato trasladaron a los heridos al hospital Domingo Luciani de El Llanito.

El 30 de enero, médicos del centro asistencial comunicaron la muerte de Yandris Sebastián de 5 años de edad. La madre murió el 2 de febrero y dos días después Axel Jair, el hijo de 3 años de edad. Finalmente, el 10 de febrero murió el patriarca de la familia.

Sin Investigar. Aunque la denuncia fue colocada en la sede del organismo judicial en Ocumare del Tuy, familiares de ambas víctimas esperan por respuestas concretas del caso. “El agresor, ese Guajiro está en fuga y los detectives solo nos dicen: estamos investigando. Pero si es uno de nosotros que va y lo mata, entonces si vamos presos porque no manejamos tanto dinero como él”, puntualizó Deivis Acosta.


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