La última incursión de Hernán Gregorio López Ortuño en el mundo delictivo fue el 17 de abril, cuando dirigió el secuestro de un comerciante sirio que fue sorprendido cuando llegaba a su casa en la urbanización Sebucán, en el municipio Sucre.

De inmediato los plagiarios establecieron contacto con los familiares a quienes pidieron una alta suma por el rescate, en divisas estadounidenses.

En las negociaciones acordaron reducir la cantidad exigida en principio, pero le sumaron prendas de oro. La entrega se efectuó en La Victoria, estado Aragua. Sin embargo los secuestradores no cumplieron su promesa de liberar a la víctima, que fue rescatada por una comisión de la División contra Extorsión y Secuestro del Cicpc en una vivienda de Carapita.

En un video se observa cuando el comerciante, de 74 años de edad, es sacado de la casa por los policías que, para tranquilizarlo, se identificaron como funcionarios. El hombre encargado de cuidar al comerciante se enfrentó a la comisión policial, fue herido y murió en un hospital. La primera parte de la pesquisa dio como resultado la detención de dos hombres que ocultaron el auto, marca Renault, utilizado por los secuestradores para llevarse al comerciante, y precisamente fueron ellos quienes condujeron al Cicpc a la casa en la que estaba el plagiado.

En esa oportunidad se dijo que los investigadores buscaban a un hombre apodado el Viejo, pero la pesquisa, que incluía rastreo telefónico y activación de rastros dactilares, prosiguió y dio como resultado que el hombre que dirigió el plagio y le cortó un dedo de la mano al comerciante era López Ortuño.

Con la respectiva orden de captura, el Cicpc inició la búsqueda de Hernancito y el jueves lo ubicó en la calle Luis Razetti, en La Quebradita I, donde residía y donde murió al enfrentar al Cicpc.

López Ortuño, que actualmente tenía 53 años de edad, fue sentenciado a 30 años de prisión por el homicidio del ex grande liga Gustavo Polidor y por la situación de rehenes en Terrazas del Ávila, pero le rebajaron la condena a 25 años. Junto con Hernancito fue juzgado Marco Tulio Flores Quintero, alias Marquito, autor material del homicidio del pelotero. Le dio dos tiros. López Ortuño sometió a Eduvigis Fuenmayor, esposa de Polidor, quien tenía en sus brazos al menor de sus hijos, de 2 años de edad.

Los delincuentes querían que el pelotero de Los Tiburones de La Guaira les permitiera entrar a la quinta Mari Michelle para cometer un robo y como no se los permitió lo ultimaron en un forcejeo.

Hernancito gozaba de régimen de confianza desde que estaba en la PGV; salía y entraba cuando quería. Cuando cerraron esa penitenciaría y lo trasladaron a otro penal, continuó disfrutando de libertad.

Marquito también estuvo sometido a ese régimen, salía a trabajar y de noche regresaba, pero llegó un momento en que decidió no volver a la cárcel. Por eso la viuda de Polidor solicitó a Fiscalía protección para ella y su familia, en vista de que el homicida de su esposo estaba en la calle.

La fuga

A los ocho meses de la muerte de Polidor, Hernancito, que había sido capturado en Ocumare del Tuy, se fugó del Retén de Catia junto con cuatro presos más, a través de un boquete que abrieron debajo de la garita N° 1; saltaron un muro y cayeron en la autopista que conduce a La Guaira.

Nadie más supo de López Ortuño hasta que en 1996 reapareció en la toma de rehenes de las hermanas Lorena y María Magdalena Monagas en un apartamento de las residencias El Refugio, en Terrazas del Ávila, situación que se prolongó por más de 16 horas. En esa oportunidad Hernancito actuó en compañía de Julio César Zambrano, quien se resistía a entregarse. Nunca se supo quién mató a María Magdalena cuando se originó la toma del inmueble por parte de la antigua PTJ.

Para deponer su actitud, López Ortuño pidió la presencia de los medios de comunicación y de la Fiscalía. Previo a eso había llegado su madre a solicitud de la policía.

Antes de darse a conocer a la opinión pública por su incursión en hechos que causaron estupor en la comunidad venezolana, Hernancito integraba un grupo cuyos miembros se dedicaban al robo de quintas.   


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