Sobre el homicidio de Nicar Bermúdez Muñoz, madre de una niña, registrado el lunes en la tarde en el callejón 11 de agosto, en San José Cotiza, se manejan dos versiones y la que más cobra fuerza, según los familiares, es la de la muerte por encargo por lo que descartan la del robo del celular.
Orlaivith Aguirre Muñoz, hermana de la víctima, dijo ayer en la morgue de Bello Monte que la mujer salió de su casa a botar la basura en un contenedor ubicado en la entrada del barrio. Para el momento, se escuchaban personas que seguían en la protesta. “Ella salió con su teléfono, pero no estaba grabando. Dicen que fue abordada por una pareja de hombres en una moto de alta cilindrada y que vestían chaquetas con siglas amarillas de un cuerpo policial. Otros vecinos dijeron que eran colectivos armados. Le pidieron el celular y ella se resistió, por eso la mataron”, relató.
Otros motivos
Una segunda versión de los hechos contradice a la ofrecida por la hermana de la víctima. Un familiar de la mujer, bajo reserva de su identidad, dijo que hace dos meses Bermúdez rompió una relación sentimental que tenía con un hombre del que se supo que no era el padre biológico de la niña.
“Es probable que por terminar con esa relación la ex pareja la haya mandado a matar y simularon un robo para confundir a los policías. Eso del robo del teléfono no lo creemos”, aseguró.
Dijo también que un sexagenario, dueño de una bodega en la que expenden licor, fue el único testigo del crimen, pero al ser interrogado por los lugareños y hasta por funcionarios del Eje de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas se contradijo en varias ocasiones y cambió el relato de lo ocurrido. Este hombre fue detenido por el Cicpc ayer en horas de la mañana, a la espera de que su declaración y testimonio contribuyan con la aclaratoria del homicidio.
“Primero dijo que la mujer recibió dos tiros: uno en la cara y otro en el cóccix. También mencionó que eran varios hombres en motos”, relató el familiar de la víctima.
Nicar Bermúdez se graduó como ingeniero en Informática en la Universidad Francisco de Miranda y trabajaba en la Defensoría Pública, en el área administrativa. A la fecha, es la mujer número 11 asesinada en la Gran Caracas en lo que va de 2019.