Daniel Infante fue uno de los merideños que resultó herido de bala en la jornada de protestas que se realizaron el lunes 24 de abril en la capital de la entidad andina.  Según versiones de personas cercanas no manifestaba, sino se encontraba conversando con las vecinas sobre lo que sucedía en los alrededores de la urbanización Cardenal Quintero.

Días antes, Infante había sido operado de las adenoides y amígdalas. “Solo fue a conversar con dos conocidas adentro de las residencias, ubicadas en la avenida Las Américas, cuando fue alcanzado por la munición, pese a no estar en la calle”, contaron testigos del suceso; quienes han coincidido con versiones que reafirman la presencia de individuos no identificados que merodeaban el lugar donde los opositores hacían el «Gran plantón nacional».

“Está estable dentro de lo posible para su estado, que es crítico. Los médicos dicen que está de una manera ‘no tan mala’ para todo lo que vivió. La bala le entró por el hemisferio derecho y se alojó en el lado izquierdo”, informó una fuente cercana a su entorno.

 “Es un chamo tranquilo y muy trabajador. Tan solo fue a asomarse y le metieron el tiro”, lamentó un conocido de Infante. Habitantes de la zona responsabilizan a presuntos colectivos por lo ocurrido, pero Alexis Ramírez, Gobernador de Mérida, culpó a dirigentes de la oposición.

Todo cambió pasadas las 3:00 pm del referido día, cuando recibió el impacto del proyectil. Después de ese momento tuvo que ser trasladado por los Paramédicos del Cuerpo de Bomberos de la región, quienes lo llevaron al Instituto Autónomo Hospital Universitario de Los Andes (Iahula).

El recinto hospitalario no contaba con un servicio de tomografía apto para hacerle las respectivas pruebas, y por ello tuvieron que movilizarlo hasta una clínica para hacerle el examen. Posteriormente, fue llevado de nuevo al Iahula y puesto en el quirófano en cirugía de emergencia, pero la “ruleta” antes de ser intervenido fue una travesía para el paciente que se debatía entre la vida y la muerte, señaló una fuente.

El herido ingresó a la sala quirúrgica a las 7:30 de la noche del lunes y salió pasadas las 2:00 am del martes tras una operación que duró poco más más de seis horas y media. Sus familiares más cercanos y amigos se mantuvieron en vilo y vivieron momentos de suma angustia, según narraron vecinos.

En ese tiempo en el que fue operado no se le pudo extraer la bala, lo que le complica su estado de salud. Ahora se encuentra en la terapia intensiva del referido centro asistencial y los galenos no se atreven a hacer un pronóstico, puesto que es “muy reservado”.

La situación se le dificultó más al no conseguir a primera mano medicamentos como Ceftriaxone, Metronidazol y Amikacina para su recuperación. No obstante, una fuente cercana dijo que diversas fundaciones le han tendido una mano y se han movilizado para conseguir los insumos.

Con información de Caraota Digital


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