Entrenador
Entrenador en Oregon, Estados Unidos le salva la vida un estudiante | Foto: Cortesía

Adela Marcano, una parcelera de la parroquia Araira del municipio Zamora en el estado Miranda, se quedó sola: el menor de sus tres hijos, Carlos Gabriel Rodríguez Marcano, de 16 años de edad, fue ultimado de dos tiros de escopeta cuando ella lo tenía abrazado. El suceso se registró el viernes 18 a las 8:30 pm en su vivienda, en el sector Capayita ubicado en la montaña.

Marcano también fue víctima de la violencia porque el homicida de su hijo también le disparó a ella y le ocasionó la pérdida del dedo anular derecho. El adolescente estudió solo hasta 4º grado.

Pasadas las 8:00 pm, madre e hijo se habían acostado a dormir y se levantaron alarmados porque sintieron el ruido que hicieron dos hombres que tumbaron la puerta de la vivienda y entraron preguntándole al adolescente por un individuo a quien conocen con el apodo del Cornflek. Como Carlos Gabriel no supo informarles sobre el solicitado, le dieron un primer tiro en el pecho y cuando su madre lo abrazó, el que tenía la escopeta se acercó y le dio un segundo tiro en la cara que le ocasionó la muerte en forma instantánea. A ella le cercenaron el dedo anular derecho.

Cuando los hombres huyeron, Marcano salió en busca de ayuda. Lo primero que hizo fue buscar al padre de su hijo que vive en la zona para notificarle el suceso y le pidió que se quedara en la casa mientras ella informaba lo ocurrido a la policía e iba al Hospital del Seguro Social de Guarenas para que la atendieran.

Vecinos acudieron a la vivienda de Marcano para ayudar a sacar el cadáver del adolescente y trasladarlo a un sitio donde los funcionarios del Eje de contra Homicidios del Cicpc de Guarenas lo inspeccionaran. Luego lo llevaron a la morgue de Guarenas, pero por la falta de patólogo lo trasladaron a la medicatura forense de Caracas.

Marcano siembra ocumo, ñame, auyama y plátanos en su parcela donde vivía con el hijo menor. Hace tres años perdió a su hijo Daniel Marcano, de 21 años de edad, que murió por una enfermedad renal. En 2017 mataron a su otro hijo, Richard Acosta, de 29 años de edad, para robarle el carro en Antímano. Laboraba en la Pepsicola y era padre de cinco hijos.

“Ya no me importa nada. Ya me quitaron todo. Ya qué me pueden quitar”, dijo Adela Marcano.


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