Ayer, a las 7:30 am, a seis días de su muerte en un ataque feroz de los cuerpos de seguridad, en El Junquito, fue sepultado finalmente el cadáver del ex inspector del Cicpc Oscar Pérez. La fosa, ubicada en la terraza 42-A-29 III A, el terreno más alto del Cementerio del Este, ya estaba lista cuando llegaron su tía Aura Pérez y su prima Maryorin Perdomo Pérez, para el entierro. Al resto de los familiares de Pérez le fue impedido el acceso por soldados de la GNB, que habían cercado desde más temprano la entrada a la parcela, alejada de la de sus otros compañeros, José Díaz Pimentel y Abraham Agostini.

Aura Pérez y su hija aseguraron que en la morgue constataron que el cuerpo dentro del féretro era el del piloto, pero que fue vestido por funcionarios de la medicatura forense, dependencia del Ministerio de Interior. Y que la GNB dio la orden para la sepultura.

Al concluir el acto del sepelio –que fue muy breve–, los guardias se retiraron y el resto de los parientes pudieron ingresar y rendir el último adiós, mientras personas ajenas a la familia llevaron flores y les expresaron sus condolencias. La esposa, los tres pequeños hijos y la madre de Oscar Pérez, permanecen en México.

Fin del silencio. “Toda Venezuela está triste por el destino de Oscar”, sostuvo su tía, única pariente autorizada para realizar los trámites: desde el reconocimiento facial hasta el retiro del cuerpo, que permaneció seis días en una cava de la morgue con la sospecha de que sería cremado.

Aura Pérez relató que a las 5:30 am de ayer en la medicatura forense recibió la noticia esperada: que iban a sepultarlo. “Siempre tuve miedo que me dijeran que lo iban a cremar”. Fue entonces cuando dijo al resto de la familia: “Nos vamos al Cementerio del Este”. Allí los esperaba un piquete de la GNB, que impidieron realizar el habitual velorio —“a pesar de que teníamos derecho”, recalcó la tía—. “Nos prohibieron sacar los teléfonos para dejar registro, pero los guardias sí pudieron grabar y tomar fotos”, agregó Perdomo Pérez, quien recordó que el martes pasado con cédula en mano y una actitud inquebrantable su madre enfrentó a los uniformados de la morgue y les dijo: ‘Soy la tía de Oscar Pérez y vengo a reclamar su cuerpo”.

La prima expresó su malestar. “No creemos en ellos. Tienen que aclarar qué fue lo que sucedió. Esto es un hecho insólito en la historia. Lo sucedido en El Junquito fue un ajusticiamiento”.

A media mañana ya sin presencia de la GNB, se realizó el acto religioso en honor al ex funcionario del Cicpc. «Cuando una persona hace tanto ruido como él al final, es más fácil quitarle la vida”, dijo el sacerdote del cementerio que ofició las exequias, refiriéndose a la forma como fueron irrespetados los familiares de Pérez y de las otras víctimas.

Aura Pérez expresó: “Es la pérdida de un ser humano grande. Sé que Oscar ya está con Dios, y eso es lo importante”.

Se dirigió al personal directivo de la morgue de Bello Monte: “Agradezco por mantenerme todo el tiempo informada y por toda la atención que me brindaron”. Y recordó la infancia de su sobrino, hijo de dos ex funcionarios de la antigua PTJ, Oscar Reyes Cardozo y Aminta Pérez, a quien crió hasta los 14 años de edad en Barquisimeto. “Yo lo crié como si fuera una militar. Soy una mujer recia y él era muy obediente”. La vida le cambió el 17 de junio de 2017, cuando le mataron a su único hermano Edgard Alexander Velásquez Pérez, de 42 años de edad, para robarle el celular, relató la tía.

Diez días después, sobrevoló Caracas en un helicóptero y arrojó granadas sonoras a la sede del TSJ y del Ministerio de Interior. “Nunca develó sus planes, Oscar era un hombre muy hermético. Quería cambiar las malas cosas, era lo único que decía”, puntualizó

Al piloto y presidente de la fundación GV33 Moral y Luces –dedicada a asistir a niños pobres–, se le recordó como un hombre “insigne e incorruptible”.

Al acto también acudieron diputados de la comisión especial de la AN, que investiga el caso, y abogados del Foro Penal. La parlamentaria Delsa Solórzano, presidente de la instancia, informó que solicitó medida de protección a los hijos de Díaz Pimentel, debido a que la madre permanece detenida en el Sebin desde hace seis meses. También el diputado William Dávila afirmó que la muerte del ex funcionario es un mensaje de represión: “Esta dictadura violó, en el caso de Oscar Pérez, todos los principios fundamentales del derecho humanitario. Son graves violaciones de los derechos humanos que pavimentan el camino de denuncia hacia la Corte Penal Internacional”.


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