Harold Cova ha dedicado 16 de sus 74 años de edad a la búsqueda de la tercera de sus cinco hijas. Se ha convertido en un investigador, ha recorrido los más recónditos lugares del país y en un mapa tiene marcados todos los sitios que ha visitado para encontrar a Linnette Verónica Cova Medina desde que desapareció, el 30 de noviembre de 2001. Una labor que hasta la fecha ha sido infructuosa.

En 2002 abordó un avión en Maiquetía con destino a Puerto Ayacucho y desde allí hizo una travesía de seis horas en lancha para llegar al pueblo de Marabitana, en el norte de Brasil. Fue en busca de un hombre que se encargaba de localizar desaparecidos: tuvo mala suerte porque ese individuo ya no estaba.

La entidad que más ha visitado es Barinas. Ha estado en Socopó, Bum Bum y Pedraza. Como Harold Cova ha distribuido en todas partes afiches con la fotografía y datos de su hija, en los que destaca que tiene el tatuaje de un dragón y el nombre de su esposo Aníbal en la espalda, en una oportunidad recibió información de que habían visto en esas poblaciones a cinco personas, una de ellas con características similares a las de Linnette Verónica. Esos visitantes se desplazaban en un auto Malibú, sin embargo, las diligencias para localizarla fueron negativas. Algunas personas afirmaron que era la joven que aparecía en los afiches. Incluso, dijeron que el grupo se mostró interesado en la compra de una casa, pero después desapareció.

Cova, economista egresado de la UCV, oriundo de Carúpano, estado Sucre, no ha reparado en gastos para recorrer el país. Invirtió un pequeño capital que tenía en busca de la verdad. Ha ido hasta la isla de Aruba y también a Cúcuta, Colombia. Ante la incertidumbre y la angustia que lo embarga ha recurrido a lo esotérico. Visitó las montañas de María Lionza y otros sitios tratando de lograr una luz que lo oriente.

Entre tantas hipótesis que se formuló no descartó que la joven hubiese estado en manos de las FARC. No obstante, sus esperanzas se derrumbaron porque ella no está entre los liberados por la guerrilla luego de firmar el acuerdo de paz.

“Siempre he dicho que las esperanzas son lo último que se pierde, pero mientras los años pasan se van diluyendo en el tiempo. Mis esperanzas son muy vagas porque son 16 años de búsqueda”, dice con la voz entrecortada.

La noche del viernes. Linnette Verónica es una de las dos hijas que tuvo Harold Cova con Aura Medina. La joven era karateca y había terminado sus estudios en Administración, pero no recibió el título porque desapareció.

En Margarita y por intermedio de una amiga conoció a Aníbal Franco López, con quien inició una relación y se casaron sin que los padres se enteraran. Cova no era partidario de ese matrimonio porque cuando conoció al hombre pensó que no le convenía a su hija. Lo consideraba un mitómano. Se hacía pasar por un funcionario que hacía labores de inteligencia para un organismo estadounidense. El tiempo le daría la razón.

Como la joven sabía de esa animadversión, el viernes 30 de noviembre no les dijo a sus padres que ese día iría al aeropuerto de Maiquetía a buscar a su esposo, que llegaba en un vuelo de Porlamar. En su casa indicó que visitaría a una amiga en Caraballeda. Salió de la urbanización Santa Paula a las 5:00 pm en la camioneta Ford Explorer de su papá. Fue la última vez que su familia la vio. Ese día Cova estaba en Yaracuy y se le hizo difícil comunicarse con su hija.

En vista de que Linnette Verónica no volvió a casa se encendieron las alarmas. El economista retornó a Caracas el domingo y se enteró de que un hombre llamó al domicilio de Aura Medina, que se desmayó apenas la voz masculina le dijo que su hija estaba secuestrada.

Una hermana de Medina fue quien recibió el mensaje mediante el cual pedían una suma de dinero para liberarla. El hombre habló 9 minutos y el economista presume que fue el mismo Franco López el que hizo la llamada. En la comunicación el individuo dio un plazo de 72 horas para pagar el rescate y agregó: “No se pongan cómicos porque están vigilados”.

Mientras la familia hacía la denuncia en la extinta PTJ sobre el presunto plagio, Franco López regresó a Margarita el sábado, pero la labor de investigación de su suegro le permitió conocer que Linnette lo había llamado 29 veces antes de que llegara a Maiquetía. Una comisión de la policía judicial viajó a Porlamar para interrogar al esposo. El jueves de esa semana debía volver a ese organismo, pero ese día, 6 de diciembre, su cadáver fue hallado dentro de un auto en la playa La Caranta, en Pampatar. Se suicidó de un tiro en la cabeza con la pistola de su hermano José Manuel Franco López. Cerca del cuerpo había una foto de Linnette Verónica.

Tenía otra esposa. El 30 de noviembre de 2001 el avión en el que viajaba Aníbal Franco López aterrizó entre las  7:48 pm y 8:50 pm. A las 9:10 pm la joven le hizo la última llamada a su esposo, pero luego fue él quien se apoderó del celular e hizo varios contactos telefónicos, uno de ellos con la madre de Ana Merentes, con quien tenía pensado unirse en matrimonio en Margarita.

En su investigación Harold Cova también descubrió que Franco López era bígamo, pues estaba casado con Rosa María Bóveda, con quien tuvo un hijo y reside en España. Ella aportó información que la familia de la joven desconocía.

Al hacer un recuento de lo ocurrido en estos 16 años, el inconsolable padre asegura que solo volverá a tocar las puertas de los organismos que tuvieron la pesquisa del caso si hay cambio de régimen. Pero no descarta contratar los servicios de investigadores privados para saber qué pasó con su hija, quien tenía 26 años de edad cuando desapareció. Mientras tanto, sigue buscando información por Internet. 


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