Dos jóvenes murieron durante un presunto tiroteo con funcionarios policiales y personas armadas, al ser sorprendidos cuando robaban pollos en una finca en Caracaya, estado Vargas, el miércoles en la madrugada. Sin embargo, familiares de los dos fallecidos alegan que no hubo enfrentamiento porque “no usaban ni una china”.

“Mi sobrino era albañil desempleado. No tenía ni para comer, menos para tener un arma”, afirmó Nilson Castillo, tío de una de las víctimas identificada como Deivis Gabriel Yánez Castillo, de 21 años de edad. 

“Nilson no tenía hijos y vivía con su mujer en el sector La Pañueleta, cerca de El Pardillo. Ese día se fue con otros a robar unos pollos y lo masacraron”, reconoció Neyda Castillo, madre del joven, que junto con otros familiares, esperaba el apoyo de la Gobernación de Vargas el jueves en la tarde para trasladar el cuerpo de su hijo hasta Carayaca y darle cristiana sepultura.

Uno de los parientes de Andy Alfredo Martínez Carmona, de 26 años de edad, el otro fallecido en el hecho que deja dos hijos huérfanos, comentó que en esas granjas los robos han arreciado en los últimos dos meses. “La gente en Carayaca lo hace por necesidad, porque no hay comida ni trabajo”.

Afirmó que su hermano nunca había incurrido en delito alguno, pero ese día “se dejó sonsacar” por unos conocidos. “Incluso, en estos robos están involucrados funcionarios y por eso es que la gente se mete a esos galpones”, aseguró la hermana de Martínez, que solicitó no ser identificada. Alegó que a los dos muchachos les sembraron armas para hacerlos aparecer como delincuentes. “Sí es verdad que estaban robando, pero por no tener comida, no porque tenían negocio, porque en cualquier sector de Carayaca lo menos que hay es efectivo”, comentó.

“Tampoco tengo trabajo, porque donde voy siempre me dicen que están completos. Así estamos muchos en Carayaca: sin trabajo ni comida”.

Testigo se salvó de milagro. Uno de los testigos que salvó milagrosamente la vida durante el violento encuentro con la policía dijo que mientras se ocultaba escuchó decir a uno de los funcionarios: “No me dejen a ninguno vivo”. Asegura que los pistoleros estaban encapuchados, por lo que no podría asegurar cuáles fueron los funcionarios que arremetieron. “Estaban presentes los dueños de las granjas y los vigilantes, todos armados junto con los funcionarios”, dijo el joven.

“Ellos son un gentío de Tarma, Tirima, Arenal, Barrio Nuevo, Cohete y La Virgencita. Cambiaban un pollo por un azúcar o un arroz. Buscaban llevar a su casa comida. Es mentira que hacían negocios. Si existe es porque una mano peluda se está lucrando y los pendejos son los que sirven de carne de cañón”, dijo una vecina del sector El Arenal, que solicitó no ser identificada.

En la morgue de Pariata, donde los familiares retiraban el cuerpo de Martínez, se conoció que el cadáver presentaba un tiro en la espalda con salida en el estómago, y el otro recibió un tiro en el intercostal a la altura del pecho. Ante estas versiones se solicitó información en el Eje de Investigaciones del Cicpc para obtener el parte oficial, pero hasta ayer en la tarde no fue posible.


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