Familiares de 6 de los 7 hombres ultimados en el bloque 11 de Lomas de Urdaneta, el martes en la tarde,  afirmaron en el Ministerio Público y en el Cicpc que la acción policial registrada el martes en la tarde, en respuesta a la muerte de un oficial de las  Fuerzas de Acciones Especiales,  fue una masacre y no un enfrentamientos como afirmó el cuerpo de seguridad de la Policía Nacional, y solicitaron una investigación.

Dalrosy López indicó que los agentes tomaron las dos torres del bloque 11 antes de las 3:00 pm. “Eso fue una masacre, mataron a inocentes”, dijo la madre de Jairo Gabriel Istúriz López, de 27 años de edad, que residía en el piso 8 con su papá.

 “A Jairo lo arrodillaron para que le pidiera perdón a los policías. La novia les pidió que no lo mataron y ellos respondieron que solo iban a hablar con él”, agregó López y admitió que su hijo estuvo cinco años preso por homicidio, pero quedó en libertad a finales de 2017. Lo ultimaron de tres tiros, cuello, pecho y un hombro. Se dedicaba a la venta de cigarrillos. Era padre de cuatro niñas y el tercero de ocho hermanos.

Denunció que en la casa de la suegra de Jairo Gabriel los policías se llevaron un televisor plasma, un play station, dos relojes y dinero en efectivo.

“Llegaron tumbando puertas. A las madres los policías las insultaron, les decían ‘malditas perras’. Los mataron como perros y eran seres humanos. Llévenlos presos, pero no los maten”, expresó López y agregó que cada vez que mataban a alguien en el bloque 11 uno de los policías gritaba desde una ventana “ahí va uno”, y así iban enumerando a quienes llevaban muertos al Hospital de Los Magallanes de Catia.

En el piso 6 asesinaron a Aarón Wilkerman Istúriz Bracho, de 26 años, primo de Jairo Gabriel. Lo ultimaron en el piso 6. Era vendedor informal. Los policías lo interceptaron cuando iba del piso 6 al 7 avisitar a su mamá. Era padre de dos niños, de 8 años y un año.

Una vez que las Fuerzas de Acciones Especiales tomaron el bloque nadie podía entrar ni salir, y así fue hasta la noche.

Encapuchados. Allegados a Alberto Isaac Subero Pérez, de 29 años de edad, informaron que iba a salir con la novia a la casa de su suegra cuando llegaron los policías encapuchados al piso 8. A él lo golpearon y lo llevaron a un baño, a ella la metieron en un cuarto. “Lo sacaron del sanitario y le dijeron que iban radiar su nombre, pero luego lo llevaron a planta baja y le dieron 2 tiros en el abdomen y uno en el pecho”, afirmaron.

La víctima era albañil y estudió hasta 5º semestre de Turismo. Era el menor de 4 hermanos y dejó un hijo de 5 años.

Los parientes de Julio César Alemán Tejar, de 20 años, contaron que el joven estaba en el apartamento de un amigo del piso 2 cuando llegó la comisión del FAES y le dio un tiro en el pecho. A su amigo también lo ultimaron, pero desconocen más detalles. Alemán estudió hasta 4º año. Vivía en el bloque 22 con su novia. Era el menor de 3 hermanos. Estuvo 2 meses detenido en el Cicpc de El Valle por droga.

Familiares de Omar Pineda Vargas, de 19 años, relataron que el muchacho vivía en el piso 2 y salía de su domicilio a comprar pan cuando los policías lo interceptaron y le dispararon un tiro en el pecho. Trabajaba barriendo calles y practicaba deportes, aseguraron. Era el tercero de cinco hermanos. Tenía un bebé de 3 meses de nacido. Nunca estuvo preso ni tenía prontuario.

Luis José García Rodríguez, de 21 años, estudiaba bachillerato por parasistema y estaba residenciado en el piso 10. Su padre narró que cuando el FAES llegó abrió la puerta: “Porque no tengo nada que temer, y les dije pasen”. Sacaron a la familia y al joven lo mataron. Cuando el papá volvió a entrar al inmueble observó el cadáver de su hijo y a su lado un arma de fuego que nunca le vio al joven. Un policía le preguntó “cómo entró”, y el hombre le respondió: “Cómo me van a sacar de mi apartamento”.

“Hubo excesos, estaban enardecidos porque les mataron un compañero, pero no es la manera de hacer justicia”, agregó.


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