Anderson David Ramos González, de 26 años de edad, recibió un impacto de bala en el rostro el 4 de abril cuando iba por la altura del Kilómetro 7 de El Junquito. Unos hampones robaban a los pasajeros del autobús en el que viajaba Ramos González, quien entró en pánico e intentó saltar de la unidad, y uno de los ladrones le propinó el disparo. La víctima fue trasladada al hospital Pérez Carreño en donde estuvo recluido durante 20 días hasta el domingo a las 10:00 am, cuando falleció mientras le hacían el curetaje diario.

De acuerdo con su cuñado, quien pidió resguardar su identidad, al joven solo le pusieron un collarín y le hacían curas en la herida, pero no le hicieron ninguna intervención quirúrgica, además de que los familiares tenían que llevar todos los insumos que le pedían para que Ramos González pudiera ser atendido. “Tristemente esto se ha vuelto común, los médicos dejan morir, los hospitales no tienen ni guantes. A ese muchacho era para que lo operaran, no para que le pasaran pañitos de agua tibia”, denunció el allegado.

Es la segunda acusación que se hace en dos días por falta de insumos y atención médica. El domingo, Leidy Ramos, madre de Júnior Gil, de 26 años de edad, denunció que a su hijo no le prestaron la atención médica necesaria en el hospital Domingo Luciani en donde pasó los últimos cuatro meses de su vida. Gil recibió una puñalada en el abdomen que le afectó el intestino delgado, fue operado siete veces, pero nunca les explicaron a los parientes la razón de las intervenciones, así como tampoco les dijeron que tenía una bacteria en la colostomía que le hicieron.

Ramos agregó que en el momento de hacerle las curas sacaban a la familia de la sala, y al ingresar encontraban al muchacho con los materiales en la cama y lleno de sangre. Los parientes eran quienes aseaban al herido.


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