Para Javier Antonio Ramírez Villegas, la oferta laboral en el exterior quedó sin efecto. La muerte llegó primero: le dispararon cinco veces en los brazos y en el pecho, por discutir con un delincuente a quien solo se le conoce con el alias del Adriancito, un azote de barrio, de 20 años de edad.

El suceso ocurrió el martes a las 3:30 pm, en la calle las Margaritas en Los Paraparos de La Vega, lugar donde vive Mariluz Montilla, suegra de Ramírez, y quien quedaba a cargo de sus dos hijos mientras él y su esposa trabajaban.

Los hechos. Javier Ramírez buscó a su hijo de 6 años de edad en el colegio y se dispuso a llevarlo a casa de su abuela. Al salir se subió a su vehículo marca Aveo, color blanco, con el que sustentaba su hogar trabajando durante todo el día como taxista. En medio de la calle había un aro de básquet con el que tropezó sin querer, cuando salía del callejón en retroceso. El impacto del objeto con la rueda trasera detuvo la marcha del vehículo y Ramírez Villegas se bajó para verificar.

“Cuando se bajó del carro se topó con ese malandro al que todo el mundo conoce y comenzó a discutir con Javier. Lo gritaba, lo maldijo, lo insultó como le dio la gana, y Javier solo le pedía disculpas y le prometió que se haría cargo de comprar un aro nuevo para enmendar el error”, dijo Montilla.

Ante la conmoción, residentes del sector salieron en defensa del taxista. Vecinos se unieron para mediar la situación y entre ellos estuvo la abuela del agresor.

En medio de la disputa, el delincuente sacó su arma de fuego y le disparó cinco veces a Javier Antonio, quien cayó al suelo.

La abuela del victimario se le fue encima para evitar que le disparara a otras personas y nunca pensó que su propio nieto la agrediera: también recibió un tiro en la pierna “solo por actuar en contra del malandro”, relataron familiares de Ramírez.

A la víctima la trasladaron en su propio vehículo al hospital Miguel Pérez Carreño, pero convulsionó durante el trayecto y falleció antes de llegar al centro asistencial.

“Ese hombre era todo para sus hijos. Quería irse del país para darles un mejor futuro. La muerte lo alcanzó y todavía tenía una vida por delante con su familia”, dijo Montilla.

Javier Ramírez, de 34 años de edad, era el segundo de tres hermanos. Tenía una oferta laboral en Perú y debía partir al país sureño el próximo 6 de enero. Después de dejar a su hijo en casa de la abuela materna, se disponía a retirar su pasaporte.

Estaba casado y tenía otra hija de 4 años de edad. Familiares lo describieron como un hombre responsable y dedicado a sus hijos. Se conoció que el homicida huyó del barrio en horas de la noche.


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