La participación de funcionarios policiales en hechos delictivos es constante. En los primeros meses de 2017 fueron registradas más de 200 denuncias contra policías incursos en robos y homicidios, de acuerdo con un reporte del Observatorio Venezolano de Violencia que en el estudio más reciente en las regiones reportó que 19,5% de todos los delitos violentos conocidos por la sociedad durante todo el año “tuvieron como autores a funcionarios policiales o militares”. Se presume que en 2018 la cifra aumentará.

El ciudadano se pregunta qué está pasando en los cuerpos policiales creados para velar por los bienes y la seguridad de la población, y se siente indefenso ante los atropellos de que son víctimas por parte de estos funcionarios.

“Tiemblo cuando veo a un policía; no sé que va a pasar conmigo en ese momento”, afirmó un obrero que reside en un barrio de Petare y que siente ese temor cuando regresa a su casa luego de su jornada de trabajo.

Para especialistas en el tema policial existe una severa falla de formación en los cuerpos policiales que debe ser atendida con urgencia.

Para el comisario general jubilado del Cicpc, Luis Rodríguez Vieira, existen fallas muy graves “de supervisión, control y registros efectivos sobre el personal, que propician que funcionarios presenten una conducta desviada de sus funciones como representante de la ley e investido de autoridad. Recordó que los aspirantes a ingresar a esa institución eran sometidos a exámenes extremadamente rigurosos y complejos, pero además eran verificados en el Sipol y la Onidex (Saime). En principio ingresaban como internos y no salían durante un mes, con el fin de que se adaptaran a las exigencias, normas y disciplina del instituto. Además, los instructores del Iupolc eran académicos, juristas, médicos, economistas, militares, policías de amplia trayectoria, profesionales sin distingo de color político.

“Hoy en día pareciera que la formación fuera para trabajar para el partido de gobierno de turno y no para el Estado, como corresponde legalmente y ordena la Constitución. El que no se identifique con el partido tampoco tiene oportunidad de dictar clases en el entrenamiento de los policías”, expresó Rodríguez Vieira quien, junto con el comisario general del Cicpc, Luis Fernández, fue uno de los fundadores de la PNB que comenzó a funcionar en diciembre de 2009 con 945 policías que provenían de la extinta Policía Metropolitana, 400 de estos con antecedentes penales y administrativos, a los que se les dio un curso de reentrenamiento de 3 meses. Al principio recibían entrenamiento en carpas de la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad, ubicadas en la pista de la Base Aérea Generalísimo Francisco de Miranda en La Carlota, pero luego, por orden del presidente Hugo Chávez, fue habilitado el antiguo Retén de Catia y la Zona 2 de la PM para albergar esa institución.

La formación de funcionarios de la PNB, que hoy suman más de 26.000 personas, dura un año y al culminarlo salen a trabajar. Estudiantes de esa institución que abandonaron las aulas y que prefirieron no identificarse indicaron que en clase los profesores hablan de revolución, mencionan a Fidel Castro, al Che Guevara y otros líderes de izquierda.

Impactos en el Cicpc

Un funcionario de la policía judicial afirmó que hace aproximadamente 5 años enviaron a esa institución a 1.000 egresados de la UNES para que formaran parte del grupo de detectives del Cicpc y fueron sometidos a pruebas internas para medir sus conocimientos en materia criminalística e investigación. “La gran mayoría demostró que no estaba preparada para ejercer esas funciones y por ese motivo fueron devueltos a esa universidad”.

La comisario general y jubilada del Cicpc Odalys Caldera afirma que la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad no puede asumir la formación del policía de investigación dedicada al trabajo científico para la aclaratoria de hechos delictivos. “La falla en la formación de los policías está en la selección y formación de los aspirantes a ingresar en los organismos de seguridad, tanto de prevención como de investigación”, señaló.

Recordó que en el pasado para ingresar a la Escuela Nacional de Policía Judicial, que años después se convirtió en el Instituto Universitario de Policía Científica, un aspirante era objeto de una rigurosa selección que establecía examen físico, psicológico, cultura general. Una comisión del antiguoCuerpo Técnico de Policía Judicial se encargaba de visitar el hogar de cada postulante para conocer el círculo familiar, pero todo no quedaba allí porque también esa comisión buscaba información entre los vecinos para determinar el comportamiento de quien quería ser policía de investigación. Nada de eso ocurre ahora.

“Tiene que prevalecer la disciplina y hay que sensibilizar a ese futuro policía que va a trabajar por la ciudadanía”, afirmó. Para la fundadora de la División contra la Violencia, la Mujer y la Familia del Cicpc, “nunca, en ningún momento, deben politizarse las policías; no pueden caer en adoctrinamiento. Un funcionario nunca debe negociar con el delincuente que debe ser procesado y que los entes correspondientes se encarguen de recuperarlo para la sociedad”, expresó.

“La peor tragedia es cuando los encargados de garantizar nuestra vida y seguridad están implicados en delitos”, aseguró. Con la inauguración del Centro Integral de Capacitación Raúl Ramírez que formará a los nuevos funcionarios del Cicpc renacen las esperanzas de contar con personal calificado, pues los encargados del entrenamiento son jubilados del Cuerpo Técnico de Policía Judicial.


Recomendaciones incumplidas

En el estudio realizado por la Comisión Nacional para la Reforma Policial en 2006 se especificaba que no existían criterios claros sobre el reclutamiento y selección del personal policial. El análisis realizado por ese organismo indicaba que había una deficiente formación de los agentes policiales como uno de los factores asociados al débil funcionamiento y bajo rendimiento de los cuerpos de seguridad. La encuesta abarcó también a los funcionarios en ejercicio que en aproximadamente 39.9% estuvieron de acuerdo con el resultado de esa consulta.

La misión de la Conarepol era hacer un diagnóstico general de la situación de los cuerpos policiales en el ámbito nacional, regional y municipal, para luego hacer las recomendaciones necesarias que al parecer no se han cumplido.



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