El cadáver del niño hallado dentro de un contenedor de basura, en el sector La Cubana del barrio Gramovén, en Catia, el domingo 18 en la mañana, no ha sido reclamado por familiares en el Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses, con sede en Colinas de Bello Monte, reportaron ayer funcionarios de ese organismo.

Se conoció de forma extraoficial que al niño, de aproximadamente 7 años de edad, lo amordazaron y lo metieron en una bolsa, y luego le rociaron combustible. El informe forense reveló que el infante aún estaba vivo cuando lo quemaron.

El patólogo a cargo de la autopsia, bajo reserva de su identidad, explicó: “Tenía presencia de humo en mucosas y en las vías respiratorias, causada por aspiración nasal. Hubo inflamación del tejido graso. Como el cuerpo humano está compuesto de 80% de agua, se aumenta el volumen del tejido por exposición al fuego y la inflamación rápida de los tejidos quemados obstruye el flujo de aire a los pulmones”.

La explicación anterior fue certificada por el José Monque, médico patólogo forense, y quien durante 30 años fue trabajador en la Coordinación Nacional de Ciencias Forenses. Declaró que efectivamente el niño fue quemado vivo.

Quiebre de parámetros. Los crímenes atroces contra niños, niñas y adolescentes se han incrementado los últimos cinco años, dijo Fernando Pereida, cofundador del Centro Comunitario de Aprendizaje por los Derechos de la Niñez y Adolescencia.

Pereida explicó que la figura del niño dejó de ser respetada en el código de la acción criminal. “Esa regla de oro en la que el niño se dejaba a un lado de la rencilla entre delincuentes o miembros de banda. Podía ser un sobrino, ahijado, primo, no se tocaba. Ahora, los niños son la forma, el objeto de obtener venganza más fácil y más dolorosa de enfrentar al contrincante. Esto muestra el quiebre del contrato social que por años nos permitió ciertos parámetros de convivencia”, detalló.

Las características de los crímenes más recientes contra infantes menores de 12 años, a juicio del también defensor de los derechos humanos contra niños, niñas y adolescentes, “reflejan la máxima expresión de la crueldad y mayores índices de violencia, salvajismo manifiestas en prácticas de cercenar, quemar o matar a golpes a un niño”. 

Un funcionario del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, destacado en el área de investigación sobre casos que involucran a menores de edad, indicó que el hallazgo del cadáver del niño en el contenedor de basura “es un crimen con características de los habido en estados o zonas fronterizas cuya criminalidad se desborda en el modo de ejecución y sadismo. Aquí, en la parte central –refiriéndose a la capital– no habíamos reseñados casos de tal magnitud”.

Destacó que se adelantan las pesquisas para dar con los responsables del hecho e indicó que por las características del crimen no se descarta que se trate de una venganza contra la madre o miembros de una familia.


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