La fiesta callejera que se celebraba en el sector Niño Jesús, en Brisas de Propatria, culminó con una persona herida de bala cuyo cuerpo quedó tendido en el pavimento. En medio de la conmoción, algunos residentes se resguardaron en sus casas y otros corrieron por ayuda mientras la víctima agonizaba.

Era viernes, 11:00 pm. Minutos después la noticia corrió por el barrio: Richard Guzmán Flores había muerto en el hospital Ricardo Baquero González, mejor conocido como el Periférico de Catia. Tenía dos tiros en el abdomen y uno en la pierna.

Durante el festejo vecinal, Guzmán discutió con su primo, Juan René Flores. Los rumores: Guzmán debía desocupar la habitación donde vivía con su esposa embarazada y su hijo de un año de edad, inmueble que era propiedad de Flores. La rencilla entre los hombres tenía una data de tres años.

“¡Mátalo, mátalo!”, se escuchó gritar a una mujer de quien se supo era la esposa de Juan René Flores. La orden le fue dada a un adolescente de 17 años de edad, su hijo. El joven tenía un arma en la mano y, acatando el mandato de su progenitora, le disparó tres veces a Guzmán. Los tres huyeron de la escena del crimen. Sus rostros quedaron grabados en los habitantes del sector, que luego ofrecieron detalles de lo ocurrido a las autoridades y a familiares de las víctimas.

De Juan René Flores se supo que había sido funcionario de Polisucre y que fue dado de baja por estar presuntamente implicado en varios delitos. Richard Guzmán, de 39 años de edad, era comerciante informal en Propatria. Vendía cigarrillos y alquilaba teléfonos. Su esposa, con siete meses de gestación, también fue víctima de golpes y patadas.


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