Es un suplicio, coincidieron quienes hacían la cola en el Saime de San Antonio, en Táchira: 48 horas tardan los viajeros para obtener el sello de sus pasaportes y poder salir del país con destino a Colombia.

Aunque las taquillas de sellado quedan en la vetusta estructura de la Aduana Principal de San Antonio y al lado del comando dela Guardia Nacional, no hay seguridad para quienes deben dormir, desayunar, almorzar y cenar en la plaza contigua a los puestos para hacer el sellado del pasaporte. A eso se suma que no hay baños, y a las pocas bancas que quedan les rompieron las tablas y no hay dónde sentarse.

La gente puede observar la apertura y el cierre del paso por el puente internacional Simón Bolívar, o el cruce por el río Táchira mientras espera pacientemente su turno para sellar el documento que lo identifica como ciudadano venezolano en el extranjero.

José tenía un restaurante en Guanarito, estado Portuguesa. Cuando atravesaba la estructura contó que duró dos días en fila a la espera de sellar el pasaporte. Mientras las personas se quejaban por la cola y la tardanza para caminar el puente que lleva a Colombia, el hombre les aconsejaba que no se quejaran, que era más tormentoso hacer la infame fila del sellado para despedirse del país.

“Primero se fue mi hijo y ahora me voy yo. Eso ahí (indicando con la boca el sitio de aglomeración de gente para sellar el pasaporte) es horrible”, refirió el hombre mientras las lágrimas le brotaban sin el menor esfuerzo.

“Me voy a Bogotá y, con el favor de Dios, sigo para Quito. Aquí ya no hay vida”, agregó el hombre que no hizo más comentarios durante el recorrido de hora y media por el puente de poco más de 300 metros de longitud.

Otra mujer con su hija indicó que nunca les explicaron las razones de la tardanza para sellar el pasaporte y que las taquillas eran insuficientes para dar atención.

“Nos protegimos con la sombrilla que tenemos del palo de agua. La ropa debe estar toda mojada porque intentamos proteger las maletas pero nada. Eran las maletas o nosotras”, dijo.

Contó que un muchacho les ofreció hacer el trámite por 20 dólares y se ahorrarían el tiempo de espera. La misma oferta ha circulado a través de mensajes de texto. No aceptaron porque no tenían el dinero.

“Y si lo tuviéramos, pues, tampoco porque quién garantiza que nos van a sellar el pasaporte. Ya pasamos eso. Ya estamos aquí”, agregó.

En Ureña, el otro paso de frontera, no hay sellado de pasaporte. No hay explicación sobre las razones por las cuales eliminaron el servicio y todo debe hacerse por San Antonio del Táchira.

Hace dos semanas, los viajeros debieron aguardar por más de 30 días para hacer el trámite debido al apagón general y la suspensión del servicio de Internet. Las oficinas del Saime no cuentan con plantas eléctricas para funcionar.

Para ingresar al país se debe hacer una fila aparte. La entrada al cubículo está custodiada por una funcionaria del Saime que grita a los viajeros: “No se quejen por hacer cola. En otro país los tratan mal y no se quejan. Se quedan callados. Agradezcan que la cola está corriendo”.


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