Venezolanos que se han radicado en Colombia encontraron en el emprendimiento un vehículo para huir de la crisis que azota su país y con el que sueñan ofrecer un futuro próspero a sus familiares.

Uno de estos casos es el de Lisbet Pérez, quien luego de vivir más de dos años y medio en Cúcuta,  abrió un pequeño restaurante con el que encontró una forma digna de vivir después de varias adversidades.

«Partí de Venezuela para acá porque el sueldo ya no me alcanzaba, un cuñado me recibió y vivíamos cinco personas en una habitación. Yo vendía agua para poder mandarle algo de dinero a mis hijos, yo quería sacarlos de allá de Venezuela porque la delincuencia era mucha», contó Pérez.

Destacó que la decisión de abandonar su país la tomó porque tenía que irse «a dormir a los establecimientos para hacer filas temprano y poder comprar una harina», pero lo que más la motivó fue el no poder enviar a sus hijas a la escuela.

No obstante, sus primeros meses en Cúcuta no fueron fáciles y tuvo que aferrarse al amor por sus hijos para mantenerse fuerte.

«Trabajaba desde las 5:00 am hasta las 6:00 pm y ganaba solamente 20.000 pesos (unos 6 dólares). También tocó aguantar muchas cosas terribles, mucha humillación, porque los hijos lo necesitan a uno», explicó.

Después de meses de esfuerzo, Pérez logró abrir un pequeño restaurante en el que vendiendo desayunos y almuerzos logró darle un giro a su vida.

El restaurante ha prosperado y le ha permitido sostener económicamente a su familia, además de generar empleo, gracias a la ayuda recibida de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo y la Cruz Roja Colombiana, que apoyan más de 60 proyectos productivos de familias inmigrantes y retornadas.

«Volvería a Venezuela solo de visita, porque mi familia ya casi toda está acá y ya tengo mi empresa. Aunque extraño a mis amistades y mi casita, estoy bien acá», aseguró Pérez.

Al igual que ella, más de 3,7 millones de venezolanos han huido de su país, según cifras de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, y la mayoría de ellos se han establecido en Colombia, Ecuador y Perú.

Solo en Colombia, 1.296.552 de estas personas han buscado refugio y un empleo que les permita a sus familiares paliar la difícil situación en Venezuela.

El objetivo de su iniciativa es vincular a venezolanos migrantes y a colombianos retornados que habitan la zona para ofrecerles una oportunidad de mejorar su calidad de vida ahora que se encuentran lejos de sus hogares.

«Espero que este proyecto sea para brindarle algo bueno a las demás personas y los inspire, la idea es mejorar el estilo de vida de otras personas», concluyó.


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