Los estudiantes de la Universidad Central de Venezuela viven una odisea cada día en los espacios de la “casa que vence la sombra”. El miedo se apodera de una de las universidades que durante años fue un referente de educación superior e infraestructura del país y de Latinoamérica.

Pasillos desolados, espacios vacíos y estancias para compartir que han sido dejadas en el olvido son ahora los sitios predilectos para los ladrones y delincuentes que roban a los estudiantes de la UCV.

La inseguridad se convirtió en uno de los mayores problemas para los estudiantes y profesores de esta universidad, que no solo se preocupan de sus obligaciones académicas sino  también deben tomar en cuenta sus horarios de clases y las zonas por la cuales es mejor transitar para sortear, de esta manera, los riesgos de la delincuencia.

“Siempre se escucha que robaron en alguna parte de la universidad casi todos los días, últimamente escuchamos que los malandros le arrancan los bolsos a los estudiantes por los materiales y todos las cosas que llevan”, afirmó Gabriela Álvarez, estudiante de la facultad de Arquitectura, en exclusiva a El Nacional Web.

La estudiante explicó la frecuencia de los robos que sufren los alumnos en las instalaciones de la universidad y  el riesgo que implica llevar materiales de trabajo e instrumentos a la institución.

Algunas zonas de la universidad se convirtieron en una guillotina para los estudiantes, quienes evitan caminar por estos lugares. Los universitarios que caminen por los largos pasillos, como los que conectan a la facultad de humanidades con la de ciencias económicas o los alrededores la facultad de ingeniería y arquitectura, pueden convertirse en un blanco fácil para los delincuentes.

Las canchas y espacios de recreación se encuentran vacíos debido a la inseguridad | Foto: Reinaldo Oliveros

“Hay que evitar ciertos lugares que se sabe que roban frecuentemente a cualquier hora, como la salida de la universidad por Plaza Venezuela, los alrededores de Tierra de Nadie, los edificios de trasbordo, y estos eran sitios que cuando comencé en la carrera hace dos años podía sentarme y estar allí y ahora hay hasta bandas de droga”, dijo la estudiante.

Otra de las razones que incrementa el índice de inseguridad en la universidad es la escasa iluminación en diferentes zonas. Debido a que muchas de las clases terminan a altas horas de la noche, los alumnos deben ingeniárselas para evitar que los roben y salir sin correr peligro de la facultad donde estudien.

“Cuando salimos en la noche de clases de aquí lamentablemente es sálvese quien pueda, porque enseguida que terminan las clases los que tienen carro quieren salir de la facultad y estar en la seguridad de tu carro, y los que se van en metro se van en grupos y esperar para irse todos juntos y no correr ningún peligro”, dijo Feryinni Moreno estudiante de Arquitectura.

Ricardo González, estudiante de arquitectura, dijo en exclusiva a El Nacional Web que muchas personas y compañeros de bachillerato se negaron a estudiar en la UCV por el hecho de la inseguridad dentro del recinto.

“He conocido casos que dicen que no van a estudiar en la UCV porque es muy inseguro, no ven el nivel educativo, no ven los beneficios que conlleva estudiar aquí solo se basan en que la universidad es insegura y no quieren estudiar aquí”, expresó Álvarez.

El cuerpo de seguridad de la universidad registró en junio de 2018 un incremento de 33% de los delitos dentro de la universidad, lo que representa un aumento de 30% de la cifra de inseguridad y hechos delictivos en la casa de estudios.

Tierra de Nadie es uno de los sitios donde se han presentado altos índices de delitos | Foto: Reinaldo Oliveros

La comunidad estudiantil ha propuesto diversos planes, como la creación de carnets exclusivos a los estudiantes o portones que resguarden las entradas a los espacios universitarios, que mejoren la seguridad de los estudiantes y trabajadores. Sin embargo, ninguna de estas propuesta  se concretaron.

“El control de acceso a la universidad con portones es un proyecto que tiene más de 20 años y ese proyecto no se ha ejecutado por medidas políticas”, denunció el presidente de la Federación de Centros Universitarios Alfredo García.

La masiva migración de venezolanos del país y la inseguridad en la universidad son uno de los factores que influyeron en el éxodo estudiantil. En la Escuela de Arquitectura, en menos de dos años, pasaron de tener más de 900 estudiantes a contar en el último periodo académico con poco más de 400 y estos números son similares en muchas de las otras facultades de la institución.

“Cada semestre se va mas gente, uno de los profesores coordinadores en una oportunidad nos informó que hay una gran cantidad de planillas y cartas para retirar la carrera, y las personas que quedan no está yendo a clases, lo que ocasiona que cada vez la universidad este más sola”, afirmó Gabriela Álvarez.

A pesar de las carencias que afectan la Universidad Central de Venezuela, sus estudiantes se sienten orgullosos de la trayectoria y el significado de esta casa de estudio para el país.

 “A quienes hoy apuestan por la Universidad Central tengan la plena certeza de que ese espacio nos pertenece a todos, que las aulas y pupitres de más de 297 años de historia han hecho y han forjado a Venezuela, en sus momentos más grandes y en sus momentos de libertad”, concluyó Alfredo García.

Los estudiantes y trabajadores anhelan el día en que puedan caminar sin miedo por esos pasillos llenos de historia. El sentimiento ucevista se mantiene vigente en aquellos que ven el valor patrimonial de la Universidad Central de Venezuela y su significado para un país que le debe gran parte de su crecimiento como nación.


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