“¡Ayuda! ¡Ayuda!”, gritó Elena Rodríguez, funcionaria público, al ver a su madre tirada en el suelo de su residencia. Su progenitora había perdido el equilibrio mientras caminaba encorvada y con las manos apoyadas en su andadera. Los vecinos salieron a auxiliarla porque el peso no le permitía levantarla.

María González, madre de Rodríguez, se encuentra acostada sin poder moverse con una hernia en la columna, necesita una operación y su hija lucha día a día contra las adversidades para conseguir los recursos.

Elena tiene meses atendiendo a su madre, quien duerme todas las noches sentada y apoyada en la andadera con un dolor que le impide caminar y mover las manos. Decidió buscar un lugar donde su madre pueda ser atendida, por ello se trasladó hasta el hospital Doctor Miguel Pérez Carreño (Caracas) en busca de una habitación.

Al llegar se encontró a un funcionario de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), quién la interrogó y revisó sus pertenencias antes de entrar al centro hospitalario. Al ingresar Elena no pudo evitar observar fijamente una frase de Simón Bolívar, mientras anhelaba encontrar una solución: “La salud de una República depende de la moral que por educación adquieren los ciudadanos en su infancia”.

Entrada del centro hospitalario/ Foto: El Nacional Web- Estefanía Vallejo

Rodríguez detalló a El Nacional Web que al caminar por los pasillos del área de Neurocirugía se escuchó la voz de una doctora que señalaba que había 32 personas que sufrían de enfermedades en el cerebro y 16 de la columna que necesitaban ser operadas, pero que la sala de la terapia intensiva estaba cerrada porque el techo se cayó.

La especialista le susurro a Elena, mientras la veía a los ojos, que no hay personal de enfermería debido a que están de paro y que tampoco hay el kit del material para la operación, ni bolsas sanguíneas, ni instrumentos para el paciente en el proceso intraoperatorio. 

“Si se opera, el paciente puede fallecer en el post operatorio”, comentó.

Al fondo se escuchan los lamentos de algunas personas por la muerte de una paciente, quién murió de una infección en el cerebro adquirida en el hospital. La mujer fue trasladada al área de de trauma shock porque en la terapia intensiva no había cama.

En el lugar los familiares de los pacientes cuentan que el personal médico no cuenta con los materiales para realizar intervenciones quirúrgicas y aseguraron que los parientes tienen que costear los instrumentos médicos debido a que el gobierno no les da los recursos.

Los precios de los instrumentos quirúrgicos varían desde 500 y 600 millones de bolívares, dependiendo del tipo de operación. Eso lo enfrentan ciudadanos de un país donde la Constitución establece que el sistema público de salud es obligación del Estado, que debe garantizar un presupuesto para la salud.

Los familiares de los pacientes en el Hospital  indicaron que los especialistas no cuentan con los materiales para llevar a cabo las intervenciones quirúrgicas. Los parientes aseguran que tienen que costear los instrumentos que utilizarán los médicos debido a que el gobierno no les da el financiamiento.


“La salud es un derecho social fundamental, obligación del Estado, que lo garantizará como parte de derecho a la vida. El Estado promoverá y desarrollará políticas orientadas a elevar la calidad de vida, el bienestar colectivo y el acceso de los servicios»

Artículo 83 de la Consitución de la República Bolivariana de Venezuela


Rodríguez caminó hacia las habitaciones del área de neurocirugía y allí encontró a una señora que estaba acostada. Se trata de una mujer de 50 años que sufre una aneurisma, quien le habló sobre las dificultades que ha tenido para ser operada.

“Ya tengo un año aquí hospitalizada por una aneurisma. Ayer me iban a subir para operarme, pero me dijeron que no porque se había caído el techo de terapia intensiva. Si no me operan no me dan de alta”, le dijo la mujer.

La ciudadana expresó que algunos exámenes tienen que realizarlos en otros centros asistenciales porque en el Pérez Carreño no hay reactivos y recordó entre lágrimas que se encuentra sola porque uno de sus hijos se fue del país y los demás viven en otros estados.

La paciente narró con la voz entrecortada la situación de la comida en el centro hospitalario e indicó las dificultades de los pacientes para alimentarse, ella se alimenta muchas veces con lo que le dan otros pacientes.

“La comida es patética, es terrible. A veces nos sirven el plato con pasta sola. En el desayuno me dan una arepa, que le llamamos aquí la viuda porque no tiene nada por dentro. En el almuerzo es arroz y una naranja o arroz y un juguito. Como a las 4:00 pm traen la arepa y un jugo, eso es todo”, sostuvo.

Comida de los pacientes/ Foto: El Nacional Web- Estefanía Vallejo

En otra habitación Carmen García, hija de un paciente con aneurisma cerebral, también denunció el estado de los alimentos y que no saben con qué agua los preparan, ni cómo la hacen debido a que el centro hospitalario tiene fallas en el suministro de agua.

“También hay problemas con el suministro de agua, sale negra con pedazos de comida. A veces tenemos que traer nosotros el agua desde la casa  para poder bajar el inodoro y cepillarnos los dientes”, afirmó García.

Foto: El Nacional Web- Estefanía Vallejo

Cabizbaja explicó que los médicos le impiden a su madre moverse o recibir emociones fuertes porque corre el riesgo de morir. Agradeció porque en medio de las dificultades el personal médico ha trabajado para ayudarla con su madre.

“No me puedo dormir en los laureles. Le doy gracias a Dios que los pocos doctores y enfermeros que hay pudieron atender a mi madre”, expresó con voz baja.

Mientras escuchaba los relatos de los demás pacientes, Rodríguez espera que algún doctor la pueda ayudar con su madre que se encuentra en casa, mientras que otra paciente le advirtió que al caer la noche deben colocar candados a la reja del área de neurocirugía porque sujetos roban a cada rato. 

Con el silencio y la oscuridad de las calles, Elena decidió irse con la tristeza de haber conocido las condiciones de ese hospital. Caminó tan rápido que se le rompieron los zapatos de plástico y llegó a su casa con angustia, confusión y ansiedad porque cayó en cuenta de que no está en sus manos, ni en la de los médicos poder ofrecerle calidad de vida a su madre. 

El sector salud denunció situación de hospitales

Las enfermeras tienen más de 16 días de paro y protesta exigiendo a Maduro mejoras en sus condiciones salariales y la dotación de insumos para cumplir con sus funciones.

“Desde que iniciamos hasta ahora las condiciones que padecemos se mantienen. Ha sido una medida de protesta contra el hambre, pero esta no es una manifestación por un bono ni una caja de comida”, expresó Ana Rosario Contreras, presidente del Colegio de Profesionales de la Enfermería del Distrito Capital.

Los enfermeros aseguraron que el salario es de  Bs 4.000.000 mensuales y que no les alcanza para cubrir sus gastos debido a que un kilo de carne se ubica en al menos Bs 6.000.000.

“Necesitamos reunirnos con el ministro, pero si no nos atiende estaremos obligados a acudir a Miraflores para llevar nuestras exigencias personalmente al presidente”, afirmó Contreras. 


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