El coordinador del Centro de Desarrollo Científico y Humanístico de la Universidad Central de Venezuela, Félix Tapia, afirma que la investigación científica universitaria está igual que el resto del país: “Prácticamente va en vías de extinción”.

De la planta de “investigadores duros” –entre 500 y 600 profesores– solo queda la mitad. “Con el éxodo los primeros que se han ido son los de este grupo, que han recibido ofertas en el exterior. Sobre todo los más jóvenes. Se están yendo desde 2009. Queda la mitad, cerca de 50%”, asegura Tapia.

Agrega que esta crisis comenzó en 2009 y se agudizó en 2013 como consecuencia del control cambiario, las dificultades para traer equipos al país y los recortes de los recursos que permiten becar a profesores para que se especialicen en el exterior. De hecho, informó que de los 180 docentes que cursaban estudios en otros países en 2008, la UCV hoy solo tiene 2.

“El dinero se le cortó a toda la ciencia. Tanto para las universidades independientes como para las instituciones adscritas al gobierno. Organismos como Fonacit y el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, han disminuido los programas de financiamiento para la investigación. El dinero que recibimos solo alcanza para gastos de administración desde 2013”, dice.

Tapia recuerda que 80% de la investigación que se realiza en el país se hace en las universidades nacionales, principalmente en la UCV, la Universidad Simón Bolívar, la Universidad del Zulia y la Universidad de Oriente. “Estamos peor que en el año 50, cuando lo que había era una idea de ciencia. Con la democracia esta se institucionalizó y después de 1958 comenzaron a multiplicarse las facultades de ciencia. Hoy estamos en peores condiciones que entonces. Estamos produciendo menos de un artículo por investigador”. Y agrega: “En mi caso estoy haciendo una ciencia más de escritorio, más que hacer experimentos”.

Datos tomados de Scopus –un repositorio de revistas arbitradas e indexadas– indican que en 2009 el país publicó 2.376 artículos científicos. En 2016 se registraron solo 1.476.

Tomás Páez, investigador del Centro de Estudios del Desarrollo de la UCV y coordinador del Observatorio de La Voz de la Diáspora Venezolana, recuerda que estudios que han realizado a partir de datos de 90 países y 400 ciudades confirmaron que los emigrantes que partían del país, al menos hasta 2015, cuando había salido 1,6 millones de personas, tenían un perfil altamente calificado: 90% poseía algún grado universitario, 40% maestría y 12% doctorado.

En el más reciente Boletín de la Academia de Ciencias Físicas Mátemáticas y Naturales, el científico Jaime Requena ofreció un diagnóstico sobre las consecuencias de lo que ocurre: los recursos humanos en ciencia y tecnología del país están envejeciendo con rapidez, pues son más los que abandonan la profesión que quienes ingresan a ella. La edad promedio de los investigadores venezolanos en la década de los ochenta era de 40 años y en la actualidad pasa de los 50.

La pérdida de talento, añade, “está haciendo estragos en el sistema de ciencia, tecnología e innovación nacional”. De acuerdo con sus cálculos, 14% de la comunidad científica ha dejado el país, una pérdida muy valiosa porque estos investigadores han sido responsables de la producción de 31% de las publicaciones científicas hechas desde Venezuela.


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