El abandono hace mella en el Paseo a la Resistencia Indígena. Basura, escombros e indigentes abundan en el perímetro del solitario trayecto vial que se encuentra en Plaza Venezuela y que da acceso al parque Los Caobos, donde el hampa amenaza a visitantes y residentes.

El deterioro del enrejado que rodea el parque y la falta de seguridad constituyen una advertencia para quien se arriesga a recorrer el antiguamente conocido Paseo Colón, que desde julio de 2008 fue renombrado Paseo a la Resistencia Indígena, en honor a la lucha aborigen emprendida por el cacique Guaicaipuro, como lo aseguró el presidente Nicolás Maduro en un acto de conmemoración.

La ruta de esparcimiento que conecta el Museo de Ciencias y Bellas Artes con el bulevar de Sabana Grande y Plaza Venezuela luce desierta, en comparación con otros tiempos. Un integrante de la cooperativa de limpieza, contratada por la alcaldía para hacer mantenimiento en la zona, advierte a los visitantes no adentrarse hacia el área de los museos, debido a la inseguridad. “Aquí el hampa no perdona. Llevo cinco meses prestando servicio y he visto de todo, pero jamás a un policía”, aseguró.

Al ser consultado acerca del deterioro y mal estado de sitio, afirmó que el grupo de trabajadores integrado por 20 personas intenta desmalezar y barrer el trayecto con el poco personal del que disponen.

Salvatore Cucolo, un residente del sector que acostumbra a recorrer junto con su familia el parque Los Caobos, explicó que una conocida bandas de jóvenes delincuentes ha propiciado que desde el mediodía la zona se vuelva intransitable.“He visto cómo asaltan a la gente, pero regreso porque es uno de los sitios más económicos que hay en la ciudad”.

Las ramas secas y el deterioro de las aceras impiden el tránsito de los peatones que recorren la vía desde Plaza Venezuela o Colegio de Ingenieros. La construcción de un viaducto para disminuir el congestionamiento, inaugurado en el año 2015 por el entonces alcalde Jorge Rodríguez, poco contribuyó a recuperar la circulación peatonal en el Paseo que reúne a la Universidad Nacional Experimental de las Artes, el Museo de Bellas Artes y Ciencias, al Teatro Teresa Carreño y al bulevar Amador Bendayán; es decir, a las instituciones culturales de más relevancia nacional. 

Víctor Artis, miembro de la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat, precisó que el conjunto de obras inauguradas no se acogió a los planes urbanísticos presentados durante el Concurso de Arquitectura que en 2008 promovió la Alcaldía Municipal para la modernización del Paseo.

“Gané el concurso con mi anteproyecto asesorado por Fruto Vivas, pero nada se concretó. En cambio, construyeron rampas de emergencia que han entorpecido el tránsito”. La pendiente que se encuentra a la altura de la escultura del cacique Guaicaipuro, donde permaneció hasta 2004 el monumento a Colón en el Golfo Triste, es un desperdicio de espacio que pudo ser aprovechado para construir un terreno plano, señaló Artis. 

Una de las propuestas originales era la edificación de un desnivel para los discapacitados. Aunque ninguno de sus planteamientos fue ejecutado, Artis dijo que su propuesta fue elegida por ser la más económica. “Hicieron con la planificación de los espacios lo que les dio la gana, porque en Venezuela lo provisional es lo definitivo”. 

Cultura y comercio, entre ruinas y escombros

El municipio Libertador aglomera otros nueve tramos viales que interconectan diversos sectores y patrimonios culturales. Ellos son los siguientes: Paseo, Foro Libertador, en la urbanización Altagracia; Paseo José María Vargas, desde Candelaria hasta Santa Rosalía; Paseo Luis María Drago, en la parroquia Catedral; Paseo Los Próceres en El Valle; Paseo Anauco, Paseo Fermín Toro, Paseo Marqués del Toro y Paseo Eloy Alfaro en San Bernardino, y Paseo Los Ilustres en la parroquia San Pedro.

Leopoldo Provenzali, ex secretario de Planificación de la Alcaldía Metropolitana, explicó que los otros nueve paseos no escapan de la delincuencia y el deterioro. Señaló que la construcción de estructuras y elevados durante los últimos años se quedó corta frente el problema de la inseguridad. “Los espacios públicos donde la ciudadanía se encuentra para ejercer sus derechos están secuestrados por el hampa, la ruina y la incompetencia del gobierno”.

El urbanista aseguró que la falta de un plan de preservación y patrullaje policial son los principales impedimentos para la peatonalización de la ciudad. La ruina de las edificaciones, que son los principales centros comerciales, también incide en el desarrollo de relaciones económicas. “La desidia condujo a la pérdida de las funciones culturales y también hizo de Caracas una ciudad hostil”, dijo. 


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