El más reciente Informe de Monitoreo, Alerta y Atención en Nutrición y Salud, Saman, que elaboró Cáritas hasta el 31 de julio y que realiza desde el último trimestre del año pasado, revela que 60% de 486 niños menores de 5 años de edad que pesó y midió tenía déficit nutricional.

Susana Raffalli, experta en seguridad alimentaria y coordinadora del programa Saman, aseguró que los índices del último boletín pasaron ahora a escala de emergencia, porque superaron en más de 11% la muestra que reportó una desnutrición aguda grave hasta julio.

Aún Raffalli no se atreve a adelantar los datos definitivos del informe de Cáritas, hasta que no se terminen unas jornadas itinerantes en el estado Vargas y en Machiques, y se termine de constatar cuántos niños con desnutrición severa hay en esas comunidades, pero ya puede decir que se superó el porcentaje obtenido en mayo.

En un primer boletín, con datos de entre octubre y diciembre de 2016, la desnutrición aguda marcaba 8,9 puntos y la muestra revelaba una situación de alerta, según la clasificación integrada de Seguridad Alimentaria en Emergencias Humanitarias. El segundo boletín fue de enero y febrero de 2017 y el índice reportado era 10; y en el último, de marzo y abril, el valor era 11,1.

Raffalli destacó que, si bien esta muestra no puede hablar de la nutrición a escala nacional, sí detecta quiénes serán los niños más afectados si continúa el problema de seguridad alimentaria en el país.

Desde julio el gobierno comenzó a referirse a la vulnerabilidad nutricional y anunció la reinstalación de las casas de alimentación que cerraron en 2013. Aunque se celebra que el tema nutricional ahora esté en el discurso presidencial, la experta en seguridad alimentaria acota que estos programas son obsoletos.

“Lo que se usa en todos los países es que la gente con un cestaticket vaya a comprar lo que quiera. En este momento ya no se puede hablar de vulnerabilidad sino de daño nutricional. Ya la aplicación de estas casas de alimentación es una estrategia inadecuada, porque reparten comida normal a gente que quizá no la necesita. Se debe disponer de alimentos terapéuticos en dispensarios y hospitales. El gobierno sigue ausente del problema, aunque ya lo esté hablando. No se está haciendo una lectura apropiada y la medida no causará ningún efecto”, explica Raffalli.

Desde el primer boletín, Cáritas detectó que en Zulia y Vargas el porcentaje de niños con desnutrición era más elevado. Esta vez se estudiaron a profundidad las condiciones de saneamiento para esclarecer las causas del problema y presentarlas en el boletín que se presentará la próxima semana.


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