José García no lo pensó dos veces. “Nos vamos a un hotel”, le dijo a su mujer cuando Gabriela, la hija de ambos de 8 años de edad, presentó un ataque de asma el viernes en la noche. Viven en El Hatillo y ya tenían más de 24 horas sin luz. “Agarré lo que tenía ahorrado en divisas y unos vecinos me prestaron algo”, cuenta desde un hotel de Caracas donde dice han sido muy receptivos con las personas que presentan emergencias médicas.

Mariana Ruiz tiene 41 años de edad. Está embarazada de ocho meses.  “Me desesperé en casa el viernes en la mañana y le dije a mi marido: ‘Nos vamos a un hotel”. Recogieron algo de comida e hicieron una maleta. “Tenemos lo justo para pasar no más de tres noches aquí. No podemos estar comiendo en el restaurante. Nos trajimos algunos enlatados y frutas que teníamos en casa. Mi embarazo es de riesgo. Estoy muy asustada”.

Historias como estas se repiten en muchos de los hoteles, cinco estrellas y no tanto, de la ciudad de Caracas que tienen planta eléctrica. “La gente está desesperada. Vienen en su mayoría personas con niños pequeños o ancianos con complicaciones médicas”, asegura un empleado de un hotel que prefirió resguardar su identidad.

“Es injusto, indignante que uno tenga que recurrir a estas medidas extremas para garantizarle la vida a un familiar”, expresa Luis Mendoza, quien dejó su casa en San Antonio de los Altos con su padre, un anciano de 86 años de edad que sufre de insuficiencia respiratoria. “El dinero que estoy pagando en hotel no es que me sobre. Tengo lo justo, pero la vida de mi padre está primero. Y gracias a Dios mi hermana vive fuera y puede colaborar con los gastos. Yo solo no podría”, dice con la voz entrecortada.

Pero en los hoteles, que han visto incrementar su ocupación desde el viernes, también comienza a complicarse la situación. Los tanques de agua se están vaciando y habrá que racionar, el gasoil se acaba y no es fácil de conseguir. “Nuestra prioridad es darle ocupación en este momento a personas que vengan con niños y complicaciones de salud”, afirma un empleado de un hotel cinco estrellas que prefiere no revelar su nombre.

Jon Aranguren, gerente de Operaciones del Eurobuilding Hotel & Suites Caracas, comenta que desde hace 8 años no tenían una ocupación del 100%. Las 617 habitaciones están ocupadas, en su mayoría, padres con hijos pequeños. “El problema ahora es el agua porque nuestra planta eléctrica tiene autonomía para 14 días”.

Otra situación que se presenta en los hoteles es el número de personas que regresa porque tanto vuelos nacionales como internacionales no han logrado salir como consecuencia del apagón. “Tuvimos una familia desesperada, con una niña con trasplante de médula que no pudo montarse en el avión. Pasaron una noche en el hotel y se regresaron a Caracas”, relata Ernesto Sánchez Ruíz, gerente general del Marriot Playa Grande.

“Al día de hoy ya no podemos tomar más reservaciones”, dice Silvana Natale, directora de comunicaciones del Hotel Intercontinental Tamanaco. “Hemos atendido a mucha gente con problemas de salud. La gente está muy desesperada. Ahora comenzaremos con nuestro plan de racionamiento”.


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