A las 4:00 pm el calor era insoportable en el andén de la Línea 3 del Metro de Caracas, en Plaza Venezuela. La hediondez era peor. Las personas transpiraban de vuelta a sus casas y el olor se alternaba con el tufo de la orina que ascendía de los rieles, mezclado con un hedor a animal muerto. Más de un usuario se tapaba la nariz mientras la multitud aumentaba.

Tras más de 20 minutos de espera ningún tren llegó al andén para descongestionarlo. Más y más personas se acumulaban en la estación hasta ocupar las escaleras de acceso a la Línea 3. Algo iba mal, pese a que los operadores no lo anunciaran. Muchas personas comenzaban a desalojar en busca de aire limpio. Salir se hacía cuesta arriba, pues las escaleras estaban abarrotadas y las eléctricas no funcionaban; al igual que el aire acondicionado. En el ascenso hasta la superficie los usuarios se rozaban entre si y se les pegaba el sudor de los demás. El bululú aumentaba cada vez más.

Personas de la tercera edad, madres con sus niños cargados y ciudadanos con muletas eran los más afectados. El sudor en gotas se les marcaba en la frente. Los rostros hablaban sin palabras, expresaban desesperación e incertidumbre.

El Metro de Caracas subió el infierno a la tierra a los ciudadanos que utilizan la Línea 3, una vez más. No hubo comunicado oficial. Un operador, que no quiso ser identificado, recomendaba a los usuarios salir en busca de otras opciones para trasladarse: la falla en el servicio se iba a prolongar.

Sin alternativas

En la superficie la esperanza de los caraqueños eran las camionetas, pero estas pasaban cargadas hasta más no poder y no se detenían en Plaza Venezuela; o lo hacían y el conflicto por abordar las unidades iniciaba. Miles de personas que residen al sur de la capital; y en ciudades como Charallave o Cúa, en Miranda, se quedaron varadas.

La mayoría de las unidades que pasaban pertenecían a la línea de El Cementerio, que muchos intentaban abordar para llegar al menos hasta Los Símbolos. Hacia zonas como El Valle y Coche no pasó ninguna desde Plaza Venezuela. Los taxistas pedían 60.000 bolívares la carrera mínima, inasequibles para los ciudadanos en vista de la crisis económica y la escasez de efectivo. Además, se negaban a hacer “carreritas” más allá del paseo Los Ilustres por miedo a ser víctimas del hampa.

Hugo Ocando, representante del gremio de conductores, advirtió que la situación del transporte en la Gran Caracas sigue en deterioro, alegó que de 15.000 unidades registradas más de 11.000 están paralizadas. Además, va en aumento el número de vehículos por reparar, pero los conductores no consiguen los repuestos. Los ciudadanos padecen diariamente esta situación, exacerbada durante apagones o fallas en el Metro.

Desidia subterránea

En los últimos años los retrasos se volvieron comunes debido a la falta de mantenimiento preventivo, correctivo e importantes reparaciones en los trenes. A comienzos de 2018 solo había 31 trenes disponibles, de los cuales 26 prestaban servicio comercial: cuando en horas de mayor afluencia de usuarios debería haber 38 trenes, solo circulan 29, informó Alberto Vivas, vicepresidente de la organización Familia Metro.

Con 38 o 39 trenes en el Metro, el tiempo de arribo a cada estación entre un tren y otro sería de 90 segundos; sin embargo, con 29 trenes el tiempo de espera se alarga hasta los 6 y 8 minutos, destacó Vivas en una entrevista para El Nacional Web.

El vicepresidente de Familia Metro desmintió la hipótesis de saboteo al sistema por parte de los operadores del Metro. Aunque existe inconformidad por los sueldos y las condiciones laborales, “no hace falta protesta de trabajadores con ‘operación morrocoy’ porque la compañía propicia directa o indirectamente los retrasos con la falta de mantenimiento”.

Las instalaciones sufren la misma desidia.

En diciembre de 2017 solo 91% de las escaleras mecánicas estaba operativa, en la mayoría de las estaciones solo una prestaba servicio. Además, en Chacaíto, Capitolio y Petare, por ejemplo, ninguna servía. Los ascensores corren con la misma suerte. “Los usuarios de tercera edad y los minusválidos son los que sufren las consecuencias”, acotó Vivas.

Caracas en las sombras

La falla presentada a las 4:00 pm se prolongó hasta más de las 5:30 pm. Los usuarios que no podían abordar camionetas, indignados y resignados, emprendieron la marcha a pie hasta sus casas o zonas como La Bandera, en busca de transporte. Una larga caminata se extendió desde la calle Olimpo hacia la avenida Las Acacias y el Paseo Los Ilustres. A las 6:13 pm la oscuridad comenzó a extenderse por la ciudad.

“El hambre me está matando”, “Ya me duelen las piernas” y ”Estoy cansado” eran las frases que más se repetían en el trayecto de Los Ilustres, a la altura de Los Símbolos. Los ciudadanos caminaban y tropezaban con los huecos de la calle, pues ningún poste de luz funciona en la zona.

En La Bandera más de 30 personas abordaron un camión de carga a sus hogares. Otros ciudadanos caminaron hasta El Valle y los que iban más lejos abordaron las unidades hasta abarrotarlas en la avenida Intercomunal de dicha parroquia. El servicio del Metro en la Línea 3 fue restituido en el transcurso de la noche. Entretanto, el temor a una nueva falla persiste entre los usuarios como el calor en las estaciones y la incertidumbre de cuánto tardará en llegar el próximo tren.


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