Desde el Centro Cristiano de Los Teques se han empeñado en consolidar la pastoral social. Su motivación es religiosa, pero fieles a las enseñanzas de Jesucristo, expresadas a través del apóstol Santiago, van más allá porque saben que la fe sin la caridad es insuficiente.

“Nuestras obras son un reflejo directo de nuestra fe. ¿Cómo podemos decir que tenemos fe, si no somos capaces de ayudar a quien lo necesita?”, indicó Zulay Olivares, la responsable de motorizar la propuesta. Olivares tiene 15 años en la Iglesia, es administradora de profesión, está casada y tiene dos hijos.

“Dios nos mandó a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos y a Dios por sobre todas las cosas, y es a través de nuestras obras de amor cómo demostramos que somos sus hijos”, explicó.

En este último año han hecho de todo, pendientes de atender las necesidades de las comunidades de El Rincón, Alberto Ravell, Santa Eulalia, El Encanto, La Matica y Cabotaje en los Altos Mirandinos.

“Durante 3 meses repartimos entre 30 y 40 arepas en la calle los domingos, para beneficiar primordialmente a personas mayores, mujeres embarazadas y niños”, dijo Olivares.

Desde la pastoral social organizaron también visitas al hospital Victorino Santaella, en Los Teques; a la Fundación La Casa de Ana, en San Antonio de los Altos, y a la casa de retiro San Onofre: “Participa mucha gente y de diferentes edades. Nosotros hacemos la invitación y el que quiera es libre de ir; no se le impone nada a nadie”.

Como un paso natural, de la entrega de arepas los domingos pasaron a organizar una gran olla solidaria en la sede de la iglesia, con la que actualmente se benefician a aproximadamente 400 personas. “Participan hombres y mujeres, unos ayudan a descargar los bultos de verduras, otros a pelarlas, otros a cocinarlas al día siguiente. No siempre son los mismos, hay quienes sirven la comida; es un trabajo conjunto en el que nos involucramos”, manifestó Olivares.

Adicionalmente a las sopas se han hecho donativos de medicinas, asesoría legal, entrega de uniformes y útiles escolares, así como cortes de cabello para hombres y mujeres, por lo que las jornadas se han convertido en una gran muestra de solidaridad: “Podría hacerse más, pero se necesita gente y más recursos. Para hacer la sopa, por ejemplo, requerimos cualquier cantidad de bultos de verduras. Ahora la hacemos gracias a personas de la Iglesia que nos las donan, como también pollos y aliños”.

Testimonios. Tanto para los que colaboran de forma voluntaria como para los que se benefician, la experiencia ha sido gratificante. “La gente te lleva de lo poquito que tiene en su casa. ‘Mira, Zulay, te traje café y azúcar, y un poquito de leche para repartir café con leche’. La disposición a desprenderse es impresionante”, señaló Olivares.

Livis de Zambrano, de 44 años de edad, casada y con un hijo, indicó que gracias a la Iglesia ha podido salirle al paso a los problemas de salud de sus padres, uno con inconvenientes en la próstata y otra diabética: “Hemos recibido donaciones de medicamentos. Me siento bendecida de gran manera”.

Suhail Abreu, peluquera de 36 años de edad, casada y con tres niños, siente que su labor vale la pena. “Me dan las gracias, me preguntan si vamos a repetir esas jornadas”, afirmó.

“La gente se siente agradecida. Yo lo hago de todo corazón”, indicó Yubirí Rojas, de 39 años de edad, casada y también con tres niños; explicó que ha colaborado preparando y sirviendo comida.

EL DATO

La sede de la iglesia Centro Cristiano de Los Teques está ubicada a 20 metros de la plaza El Rincón. Es una iglesia cristiana evangélica y su pastor es José Piñero. Tiene más de 20 años en Los Teques. A las actividades asisten aproximadamente 800 personas. “La iglesia tiene las puertas abiertas para todos los que quieran ayudarnos”, indicó Zulay Olivares, encargada de la pastoral social.

“Podría hacerse más, pero se necesita gente y más recursos. Para hacer la sopa, por ejemplo, requerimos cualquier cantidad de verduras. Ahora la hacemos gracias a donaciones”

Zulay Olivares, responsable de la pastoral social


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