En medio de la penumbra y desesperanza de las protestas de abril de 2017, un grupo de estudiantes de bachillerato decidió unirse para plantear soluciones a los problemas que afectan a la sociedad venezolana. 

De esa unión, nació una Camiseta por Venezuela, fundación dirigida por jóvenes que comenzaron llevando franelas a sectores populares y que, hoy día, desarrolla cinco programas que han beneficiado a 2.000 niños de todo el país bajo un nuevo nombre: Juventud por Venezuela.

“Empezamos a trabajar y nos dimos cuenta de que no solo podemos encontrar soluciones a corto plazo, sino crear soluciones a mediano y largo plazo”, dijo su director Gabriel Caldera, de 18 años de edad, en una entrevista a El Nacional Web.

Caldera explicó que semanalmente realizan entregas de instrumentos deportivos con los programas “Arma tu equipo y compite”, que se encarga de crear equipos de fútbol que son auto gestionados por los jóvenes de sectores como La Dolorita, Mesuca y Barrio Unión en Petare; y con el programa “Uniendo comunidades”, que reúne a estos grupos en torneos deportivos.

De igual forma, Caldera contó que tienen los programas educativos “Coloreando esperanza”, para brindar refuerzo escolar los días sábados y “Biblioteca comunitaria”, donde los estudiantes de colegios donan sus libros para que jóvenes de menos recursos puedan tener acceso a ellos.

Con el programa “Alimentando esperanza”, proporcionan un almuerzo diario a los niños que están en los comedores que Juventud Venezuela ha inaugurado.

“Somos jóvenes trabajando por jóvenes, que es lo verdaderamente importante”, dijo Roberto López, coordinador nacional de la fundación.

Aprender ayudando

Caldera, quien ha estado vinculado desde pequeño en actividades de voluntariado, describe esta experiencia como un “aprendizaje muy grande”, porque asegura que han podido despertar una conciencia social entre los jóvenes y más allá de hablar sobre los problemas, han planteado soluciones.

Para que su trabajo sea posible, Juventud por Venezuela cuenta con embajadores en los 40 colegios donde tienen presencia, así como en otros países donde algunos de sus miembros se han ido, pero con el deseo de seguir aportando.

“Nosotros no nos hemos preguntado lo que Venezuela pueda hacer por nosotros en algún momento. Hemos entendido que nos tocó otra Venezuela y que debemos buscar la forma de ver qué podemos hacer”, expresó Caldera.

Sin titubeos en sus palabras, también sostiene la importancia que tiene el papel de la juventud en estos momentos preguntándose: “Si nosotros no creemos en Venezuela, ¿quién lo va a hacer?”.

López, tampoco tiene duda de la satisfacción de ayudar a otros y lograr ayudarse entre todos, aún más en estos momentos donde asegura que el propósito “es el bien del país.”

“Somos jóvenes de 16, 17 y 18 años, aún nos queda un futuro y a pesar del poco tiempo que tenemos hemos logrado tantas cosas y tanto aprendizaje que lo que queda para el futuro es inimaginable”, concluyó López.


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